Biografía de Homero y Obras más Importantes

Homero es conocido como un gran poeta griego, siendo destacado por la autoría de las obras la Ilíada y Odisea entre muchas otras, pero estos maravillosos poemas fueron legendarios de la antigua Grecia; Homero fue el poeta con más admiración de la antigüedad, todas sus obras lograban transmitir muchos conocimientos y enseñanzas, a continuación todo lo que necesitas saber de la Biografía de Homero.

Etimología

El nombre de Hómēros proviene de una variante jónica del eólico Homaros. Posee un significado de rehén, prenda o garantía. Existe una teoría que sustenta que el nombre Homero proviene de una sociedad de poetas llamados los Homéridas (Homēridai), que textualmente significa «hijos de rehenes», es decir, descendientes o sucesores de prisioneros de guerra. Ya que estos hombres no eran remitidos a la guerra, porque se al dudaba de su lealtad en el campo de batalla, por lo tanto, no morían en él.

Es por ello, que cuando no había literatura propiamente dicha (escrita), se les cedía el trabajo de recordar la poesía épica local, y, con ella, todos los acontecimientos pasados.

También se ha podido apuntar que el significado o lo que lograría contener el nombre Hómeros, sería un juego de palabras que deriva de la expresión ho me horón, que tiene un significado de: el que no ve.

Biografía

Homero fue un poeta que en el antiguo griego se conoce como (Ὅμηρος Hómēros; ca. siglo VIII a. C.), el poeta es autor y reconocido por dos grandiosos poemas épicos griegos: la Ilíada y la Odisea.

Muchos arqueólogos e historiadores no han podido llegar a la terminación sobre si el gran poeta Homero existió realmente, o simplemente se trata de un protagonista legendario, ya que no existen pruebas específicas de su existencia. Se comenta que sus obras pudieron ser escritas por diferentes antiguos autores, o quizás se crea que son pobremente recopilaciones de prácticas orales utilizadas en el periodo de la época de la Antigua Grecia.

En cuanto a la vida de Homero es una composición de mucha leyenda y cierta realidad. De acuerdo a las escrituras, Homero era ciego y de acuerdo a su origen se dice que pudo haber tenido su nacimiento en alguna localidad de la Antigua Grecia como: Colofon, Quios, Esmirna, Atenas, Argos, Rodas, Salamina o Itaca; aunque se cree que originalmente su nacimiento es en Quíos.

Son muchas las historias sobre la vida de este personaje que se han escrito y se han hecho públicas, así como la popular ceguera del gran poeta.

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Y entre muchas versiones de la vida o biografía de Homero, levantada sin fundamento a Herodoto, data del siglo V a.C. Homero vendría siendo reconocido como el hijo de una huérfana de nombre Creteidas, dándolo a luz en Esmirna. Fue conocido como Melesígenes, luego se destaca rápidamente por sus cualidades artísticas, donde comienza con una vida bohemia. Se sabe que debido a una enfermedad empieza a perder la visibilidad en los ambos ojos y queda definitivamente ciego, y desde luego pasa a llamarse Homero.

En cuanto a su muerte, es mucho lo que se ha dicho y a la vez el misterio que hay. Según escritos y documentos históricos del siglo V a.C., su muerte sería en la isla de Íos. Investigadores modernos aseguran que no se encuentra ningún dato convincente de las escrituras antiguas que hablan sobre el gran poeta Homero.

Según unas características lingüísticas de todas sus obras y las tradiciones topadas en ellas, que son muy típicas de la región jónica, los historiadores modernos aseguran que si fue cierta su existencia, fue efectivamente de origen de la zona colonial griega del Asia Menor.

Algunos investigadores modernos también certifican que por sus obras, se puede concluir que Homero podía tener contacto con la alta nobleza de la época. Aún existe la duda y el debate como ya se mencionó anteriormente, sobre si Homero realmente existía o simplemente fue el nombre que se le dio a uno de los tantos poetas orales que cantaban obras épicas tradicionales

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En el período helenístico se ha podido discutir que el autor de ambas obras la “Ilíada y Odisea”,  fuese la misma persona; ya que anteriormente no existían las dudas de su existencia sino que la Ilíada y la Odisea eran considerados relatos históricos reales.

Podemos decir que en cuanto a la biografía de Homero, se encuentra envuelta del más profundo misterio, hasta el extremo que su existencia histórica esta en conflicto muchos dicen que en tela de juicio. De igual forma este personaje ha sido muy admirado, referido y hasta imitado por muchos poetas, filósofos y hasta artistas griegos que pudieron seguir sus obras, es el poeta por antonomasia de la literatura clásica.

Datos biográficos recogidos por la tradición

El Himno homérico a Apolo delio expone «que es un ciego que reside en Quíos, la rocosa».​ El poeta lírico Simónides de Amorgos inculpa al hombre nacido en Quíos el siguiente verso del poema de la Ilíada:

¿Por qué me preguntas mi linaje? Como el linaje de las hojas soy

En la Época Clásica, ese verso del poema de la Ilíada fue transformado en proverbio. Tambien Luciano de Samósata asegura que el poeta fue un babilonio llegado a Grecia como rehén, y de ahí da origen su nombre.

Pausanias demuestra una tradición de los chipriotas, estos quienes de igual forma mostraban para sí a Homero:

Dicen que Temisto, una mujer del lugar, era su madre, y que Euclo profetizó el nacimiento de Homero en estos versos:

Y entonces en la costera Chipre existirá un gran cantor,
al que dará a luz Temisto en el campo,5 divina entre las mujeres,
un cantor muy ilustre lejos de la muy rica Salamina.6
Dejando Chipre mojado y llevado por las olas,
Cantando él solo el primero las glorias de la espaciosa Hélade
Será inmortal por siempre y no conocerá la vejez

PAUSANIAS: Descripción de Grecia, X, 24, 3.




Sin embargo, también se conserva el siguiente epigrama (grabado en roca), dedicado al poeta helenístico Alceo de Mesene, en el cual Homero niega que tiene un origen salaminio, y de igual forma rechaza la creación de una estatua suya en esta ciudad y demás niega que su padre fuese un tal Demágoras:

Ni aunque el martillo surgir como Homero de oro me hiciera entre rayos flameantes de Zeus, soy ni seré salaminio ni el hijo de Meles lo será de Demágoras; ¡tal la Hélade lo vea! Con otro poeta probad; y mis versos vosotros a los Helenos, Musas y Quíos, cantadlos.

ALCEO DE MESENE: Epigrama 555, recogido en la Antología Palatina.

En cuanto al lugar donde se cree que murió el poeta Homero, existe una tradición, probada al menos desde el siglo V a. C., la cual es que se produjo en la isla de Íos.

Para ello Pausanias aprovecha esta tradición y se expresa sobre una estatua del gran poeta que vio y un oráculo que también logró leer en el Templo de Apolo, en Delfos:

Puedes ver también en el pronaos del Templo de Apolo de Delfos una estatua de bronce de Homero sobre una estela y en ella leerás el oráculo que dicen que tuvo Homero:
Dichoso e infortunado, pues naciste para cambiar cosas,
Buscas una patria. Tienes una tierra natal, pero no una patria.
La isla de Íos es la patria de tu madre, que cuando mueras te recibirá. Pero vigila el enigma
de los jóvenes muchachos.

PAUSANIAS: op. cit., X, 24.

Además también nos muestra que:

Los de Íos enseñan también un sepulcro de Homero en la isla y en otro lugar uno de Clímene, y dicen que Clímene era la madre de Homero.

El geógrafo lidio expresa que no es de su total agrado escribir sobre la época en la que vivieron Hesíodo y Homero:

Sobre la época de Hesíodo y de Homero, he indagado cuidadosamente y no me es agradable escribir sobre ello, porque conozco el afán de censura de otros, sobre todo de los que en mi tiempo se ocupan de la composición de poemas épicos.

PAUSANIAS: op. cit. IX, 30, 3.

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En la Grecia Clásica aún ninguna información sobre Homero era concreta y segura, pero ya a comienzos del periodo helenístico comenzaron a originarse biografías que se basaban en tradiciones muy diversas y a datos de contenido fabuloso. En los relatos difundidos se decía que el poeta antes de ser llamado Homero se llamaba Meles, Melesígenes, Altes o Meón, y se difundían datos muy diferentes y con numerosas variantes acerca de su origen y sobre todo su ascendencia.

Existe una tradición que afirma que la Pitia dio una contestación al emperador Adriano sobre la procedencia de Homero y de su ascendencia:

Me preguntas por la ascendencia y la tierra patria de una inmortal sirena. Por su residencia es itacense; Telémaco es su padre y la nestórea Epicasta su madre, la que alumbró con mucho al varón más sabio de los mortales.

Obras

La iconografía grecorromana ha dedicado el busto con una gran barba de un anciano ciego como el del poeta Homero. Este es el rostro que ha levantado la tradición al poeta que posee la autoría de las obras  la Ilíada y la Odisea, siendo estos los dos poemas épicos con que se le da origen la literatura griega y  a su vez a la occidental, permitiendo que la fuerza lírica y narrativa permanezca latente desde hace miles de años.

La fuerza que existió en a través de su nombre y sus obras, logrando alimentar narraciones, mitos y hasta leyendas, ha permitido alcanzar la más grande gloria al pasar los años, sin perder su realidad.

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Como ya se sabe una gran parte de la literatura griega fue nutrida por la inmensa fuente de tradiciones y leyendas que existieron durante muchos años, transmitiéndose estas oralmente de generación a generación, logrando perdurar hasta nuestros días.

La poesía épica se traspasaba oralmente en sus orígenes, por ejemplo un aedo o un rapsoda la cantaban o la recitaban frente un público que era ignorante a esas escrituras. Los aedos fueron músicos callejeros que cantaban ciertos poemas épicos acompañándolos con instrumentos de cuerda; por otra parte los rapsodas eran los que recitaban sin cantar, solo llevando el ritmo por los golpes de un bastón.

Listado de sus obras

Aparte de de la Ilíada y la Odisea, al poeta Homero se le cargaron otros grandes poemas, como lo fueron la épica menor cómica Batracomiomaquia (La guerra de las ranas y los ratones), el corpus de los himnos homéricos entre otras obras fragmentarias como Margites.

Ciertos autores antiguos le cargaban el Ciclo épico completo, que alcanza muchos más poemas sobre la Guerra de Troya, como también epopeyas narrando la vida de Edipo y guerras entre argivos y tebanos.

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Los escritores modernos, suelen coincidir en que la Batracomiomaquia, el Margites, los himnos homéricos y los poemas cíclicos son posteriores a la creación de los poemas de Ilíada y a la Odisea.

A continuación el listado de las grandes obras de Homero:

  • La Ilíada
  • La Odisea
  • Batracomiomaquia
  • Himnos Homéricos
  • Guerra de Troya
  • Margites

Resúmenes disponibles:

  • La Ilíada (siglo VIII a. C)
  • La Odisea (siglo VIII a.C.)

El esmero y la calidad de las obras la Ilíada y la Odisea, llagadas a considerarse unas obras maestras de la literatura occidental, sólo se puede explicar por la presencia de toda una fuerte tradición anterior a la Guerra de Troya donde los aedos y rapsodas lograron elaborar y refinar durante siglos y que concluye en los estupendos poemas homéricos.

Ya que Homero se vale de los ordenamientos de la tradición oral, es innegable que en ambos poemas haya un propósito poético, es decir, un plan y una organización que muestra la actividad de un poeta consecuente de su arte.

La naturaleza oral que se encuentra en el estilo de la obra de la Ilíada y la Odisea es incuestionable y muchos dicen que hasta indudable. Esta certeza se debe a la recreación en cada determinado tiempo de unas fórmulas («la Aurora de dedos rosados», «Aquiles, el de los pies ligeros»), siempre respetando las mismas circunstancias métricas.

Por decisión del tirano Pisístrato, se supone que después de un largo período de cesión oral, el texto se habría sujeto en su forma definitiva en Atenas en el siglo VI a.C.,.

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En sus obras, Homero no diseñó una historia compleja de la Guerra de Troya (que conocemos por otras fuentes), sino que él prefirió dos hechos de la leyenda troyana para así recrearlos. Y es por ello que en la Ilíada se buscó narrar el último año y momento de la Guerra de Troya, aunque el episodio principal sea el altercado entre dos héroes griegos: Aquiles y Agamenón.

La Odisea, siendo al parecer de muchos históricos modernos la obra más moderna de los dos poemas atribuidos a Homero; este por su parte relata y evidencia las aventuras y adversidades de Ulises (héroe que desempeña un papel secundario en la Ilíada) de regreso en viaje desde Troya hasta Ítaca, su patria y la sanción que ocasiona a los pretendientes de su esposa, Penélope, la cual la creían muerto.

Homero como ya se mencionó fue un poeta muy admirado en la antigüedad. Todas sus obras transmitían muchos conocimientos y  aprendizaje a sus seguidores, en diversos aspectos (estratégicos y militares; los astros y el firmamento; cuestiones morales y acciones de los seres humanos; las relaciones de los dioses con los hombres) y dieron la forma pensada canónica de la genealogía de los héroes y dioses griegos. Por lo tanto sirvió de referencia cultural y sobre todo religiosa para las generaciones posteriores.

La Ilíada

La obra la Ilíada narra el décimo año de la Guerra de Troya (o de Ilión, nombre griego de la ciudad, de donde proviene el título de Ilíada). Se argumenta en el célebre Cólera de Aquiles. Aquiles un héroe griego, fue despojado de su esclava Briseida por Agamenón, éste un jefe del ejército griego que tiene rodeada toda la ciudad de Troya para así poder libertar a Helena. Por causa de esta sentencia injusta, Aquiles romper las amistades con Agamenón y decide no participar más en guerra ni combates.

Gracias a esas decisiones y a la vez a otros sucesos, los troyanos, regidos por Héctor, logran importantes victorias, y también Agamenón se doblega y solicita que regrese a la lucha, por otra parte Aquiles se niega.




Se obliga a la muerte de Patroclo, el mejor amigo, a causa del héroe troyano Héctor (hijo de Príamo, rey de Troya), para lograr que Aquiles derroque su actitud. Aquiles jura que debe vengar la muerte de Patroclo, este se lanza bestialmente a la lucha y pudo vencer a Héctor. Su furor parece invencible: amarra a su carro el cadáver de Héctor los pies y lo arrastra con la cabeza por todo el camino de polvo alrededor de la tumba de Patroclo.

Luego, de las súplicas del padre de Héctor, Príamo, siente compasión y accede a entregarle el cadáver de Héctor. La obra culmina con los funerales que son en honor de Patroclo y Héctor. Al explicación humano, se puede añadir la mediación de los antropomórficos dioses griegos, que, conmovidos por pasiones e intereses muy similares a los de los hombres, participaron en la acción, beneficiando o perjudicando a personajes de ambos bandos.

La Ilíada cuenta con 15.693 versos agrupados en 24 cantos. El Canto I empieza con la cólera de Aquiles. Es probable que los Cantos II-XI sean combinaciones de otros poetas, pues se aíslan del foco narrativo principal.

Hoy día se cree que Homero los intercaló intencionadamente para crear un efecto de atraso, técnica que también fue utilizada en la Odisea. En los cantos XII-XXIV se retoma al tema principal y la acción que se intentó se desencadena rápidamente hasta legar al desenlace.

Existe una narración en tercera persona que es combinada con los parlamentos entre los personajes. Las referencias y resultados de la guerra y a su vez el origen y destino de los personajes se dan por estar al corriente; ya que, ciertamente, el público al que se dirigió el poema conocía afinadamente la historia completa de la Guerra de Troya.

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Como ya mencionó Aristóteles en su Poética, uno de los mejores aciertos de Homero en la obra la Ilíada fue esencialmente no contar todo lo sucedido en la Guerra de Troya, sino centralizar la atención del relato específicamente sobre una sección determinada: la cólera de Aquiles.

El ritmo de fuertes emociones por las que pasa el héroe como por ejemplo molestia, amistad, odio, sed de venganza, y hasta compasión forma el motor de la acción. La realidad de la Ilíada, aunque sigue siendo un poema heroico, es de igual manera un drama. Lo que predomina en él, además del heroísmo y la violencia, es la humanidad que refleja. En los dos últimos cantos (funerales de Patroclo y de Héctor), prevalecen tanto la piedad como la compasión. No existen vencedores ni vencidos: solo hay duelo por los muertos.

La Odisea

Frente a la obra de la Ilíada, ésta se califica siempre de epopeya guerrera, la obra de la Odisea (Odiseo, nombre griego de Ulises)  es considerada, como la narración de aventuras marinas. Un poco más resumida, que contiene 12.110 versos en 24 cantos, en el que se relata el complicado regreso de Ulises desde Troya hasta su patria, Ítaca.

En comparación con la Ilíada, ésta es una narración lineal; a diferencia de la Odisea, es presentada como una compleja y única formación temporal, la cual sería muy imitada. En ella se puede apreciar claramente tres partes. Los cantos I-IV que son conocidos como La Telemaquia donde narran las investigaciones que formaliza Télemaco sobre el lugar de destino de su padre, Ulises. De igual forma se presenta la realidad de Penélope, quien es la fiel esposa de Ulises, acorralada por todos los pretendientes que procuran casarse con ella para así lograr dominar el reino.

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Desde el canto V al XII que representa la segunda parte, relata las últimas aventuras de Ulises. Se encontraba retenido en la Isla de Ogigia por la ninfa Calipso, quien por orden del Dios Hermes, le aprueba marchar. Ulises elabora y levanta una barca y logra llegar al País de los Feacios, donde es recluido por Nausica, hija del rey, quien lo lleva al Palacio. El rey Alcínoo lo protege hospitalariamente y le suministra un barco en el que Ulises alcanzará llegar a Ítaca.

El viaje de Ulises

En este apartado, en los cantos IX-XII Ulises narra a los feacios, en el espacio dispuesto para una cena, todas las aventuras que le sucedieron desde que partió de Troya hasta que llegó a la Isla de Ogigia. Estos cantos componen de tal manera una analepsis, o en terminología moderna como se diría en el cine, un flashback. Por ello se dice que la disposición temporal de la obra se define como de tipo in media res, es decir, que empieza por el medio, cuenta luego los antecedentes donde crea un efecto de retardación, y continúa hasta el final.

Estas dos primeras partes coinciden con la tercera, que describe la venganza. Ulises logra desembarcar en Ítaca reuniéndose con su hijo Telémaco. Ambos diseñan un plan para eliminar a los pretendientes de Penélope. Ulises, en su plan se disfraza de mendigo, donde vence en un concurso de tiro con arco que fue llamado por Penélope para escoger a su marido, donde se da a conocer y mata a cada uno de los pretendientes. Y, finalmente, tiene lugar el feliz reconocimiento de Penélope y Ulises (cantos XIII-XXIV).

Anteriormente mencionamos los personajes heroicos encontrados en la Ilíada, que se rigen por su valor militar y su gran sentido del honor, sin que sea posible elogiarlos a algunos de ellos, ni mucho menos crear culpables o inocentes. En la Odisea, a diferencia de lo anterior, vemos claramente un protagonista, que es Ulises, el cual se enfrenta a otros personajes caracterizados negativamente, que son los pretendientes de Penélope.

Se puede decir que Ulises posee dos cualidades básicamente: la inteligencia, que le permite esquivar los riesgos y peligros para quedar como vencedor en todas las situaciones, y la humanidad, que se observa por el amor que tiene a su familia y a su vez la nostalgia por su patria. Pero ya no es conocido como un héroe militar, sino como un hombre que trata de luchar por su vida y su familia. Puede utilizar engaños y trucos para obtener sus objetivos, lo cual lo aleja de la ética heroica y militar mostrada en la obra de la Ilíada.

Por otra parte de Penélope destaca su singular fidelidad, y en Telémaco se indica cómo la situación de Ítaca lo prepara y lo va haciendo un hombre. Los pretendientes, por su parte, son un grupo de defectos, de orgullosos y egoístas, que sólo buscan apoderarse de todas las riquezas que posee el reino de Ulises.

El estilo de ambos poemas, la Ilíada y la Odisea, se caracterizan por la utilización de fórmulas heroicas y comparaciones. Las fórmulas heroicas son repeticiones de expresiones, versos o grupos de versos. Héroes y dioses, es decir, suelen ser siempre relatados con la misma expresión: se entiende entonces por epítetos épicos. Y de igual forma, el poeta suele aprovechar las mismas expresiones o incluso hasta los mismos grupos de versos para detallar el amanecer, los preparativos de un banquete, la muerte de un combatiente, el lanzamiento de las flechas, entre otras situaciones.

Durante mucho tiempo se creyó que todo ello era una falta del poema, y que por esta razón fueron considerados superiores los poemas épicos como lo es la Eneida de Virgilio. Sin embargo, la utilización de las fórmulas épicas es propia de la poesía épica oral en todas las épocas y en muchos países, ya que facilita la memorización al narrador y permite ser un recurso para completar el verso manteniendo su métrica, ya que las fórmulas siempre tratan de cumplir con los requisitos rítmicos del hexámetro; o cubrir olvidos.

Las comparaciones existentes entre las dos obras son también exuberantes y a menudo muy  extensas. Por otra parte, también se habla de las diferencias entre la Ilíada y la Odisea en materia de lengua y de estilo, ya que son notables. En la Odisea, por ejemplo, se muestra una mayor sensibilidad hacia el paisaje, que se materializa en frecuentes descripciones.

La cuestión homérica

La idea de la Odisea realizada por Aristóteles, como una labor de la vejez de Homero no es para nada imposible según criticas actuales; y si la Ilíada es el más actual de ambos poemas (como parece posible por su estructura más simple y por la mejor repetición en la Odisea de formas lingüísticas relativamente tardías), la Odisea pudo haberse creado persiguiendo el mismo modelo de composición monumental que implantó la Ilíada.

Como ambas aventuras difieren no sólo en su reconstrucción sino en varios otros detalles, no resulta imposible considerarlas obra una de la madurez y la otra de la vejez del autor, como han señalado algunos eruditos en la Antigüedad.

Es aceptable, mantienen otros, la propuesta de ciertos gramáticos alejandrinos, los llamados corizontes (separatistas) que cargan la Odisea a otro poeta, pero siempre siguiendo el modelo homérico de la Ilíada, le permite poder componer la obra alrededor del año 700 a.C. La llamada «cuestión homérica» logró mucha importancia con la escuela alemana, a través de los trabajos analíticos de Fiedrich August Wolf (1795), de Karl Lachmann (1837), de Gotfried Hermann y de cuantiosos continuadores que negaban, por distintas razones, la existencia histórica del poeta Homero, o bien le reconocían, a lo sumo, una modesta interposición como compilador.

Bajo el reflejo histórico-filológica todo aparecía anónimo en cuanto al personaje y Homero sólo era un nombre. La crítica moderna trasformó esta perspectiva reculando y volviendo a considerar la probable existencia de un magnífico y sorprendente poeta, sin que por ello pueda hablarse de unanimidad en las incalculables cuestiones que causa el problema de la autoría.




El fondo histórico

No es muy habitual hallar en la historia de las civilizaciones que una de ellas se origine, en el terreno literario, de manera tan brillante como la civilización griega. Hoy día se sabe y se conoce la razón de ello, son en cierta parte los dos poemas cargados a Homero, la Ilíada y la Odisea, estos postran sus raíces en el mundo micénico, en esa cultura griega del II milenio a.C.

Los poemas del poeta Homero no manifiestan civilización real, pero en ellos se encuentran incuestionables ruinas de una sociedad y de unos sucesos que, aunque idealizados, guardan un núcleo de verdad histórica. Es por ello, que más que el origen de la cultura literaria griega, Homero fue la cúspide del mundo griego del II milenio a.C. Es indudable que la civilización micénica o aquea causó, entre otras formas de expresión artística, epopeyas que, transferidas por tradición oral, lograron ser el núcleo a partir del cual los poetas jónicos iniciaron la Ilíada y la Odisea.

La ciudad de Troya o Ilión se localizaba en la parte asiática del Helesponto y controlaba todo el comercio de la zona al ser ruta obligatoria en el paso de los Dardanelos. El enfrentamiento armado famoso que se conoció con el nombre de la Guerra de Troya, de claro carácter comercial, pudo llegar a ser el último esfuerzo del mundo micénico, en franca decadencia, contra un poder extranjero.

Sin embargo, en lo narrado en el relato homérico, la guerra fue iniciada por los aqueos, los cuales fueron dirigidos por el rey de Micenas, Agamenón, con la intención de salvar a Helena, esposa de su hermano Menelao y considerada la mujer más hermosa del mundo, la cual había sido raptada por el príncipe troyano Paris. El sitio fue prolongado durante diez años; la Ilíada narra exclusivamente una parte del décimo año.

Luego de la muerte de Aquiles, herido en el talón por Paris, la guerra concluye gracias a la astucia ideada por Ulises, quien logra construir un caballo de madera para introducirlo en la ciudad de Troya con los personajes más valientes de entre los griegos en su vientre. La ciudad fue saqueada, quemada y reducida a cenizas. La Odisea como ya se mencionó es el relato del regreso de Ulises, y su mundo es narrado distinto al de la Ilíada; el poema parece ser más tardío e enaltece la experiencia de la colonización griega a lo largo del Mediterráneo.

Ruinas de Troya

Durante mucho tiempo se opinó y se creía que las historias y relatos de la Guerra de Troya no eran más que mitos y leyendas, que habían sido creadas o transmitidas por un personaje también creído ficticio llamado Homero. Pero en el siglo XIX, el joven alemán Heinrich Schliemann se sintió tan satisfecho y a la vez fascinado por la lectura de la Ilíada y la Odisea que, convencido de que tenían una base muy real, se propuso descubrir la antigua Troya.

Se dedicó a los negocios y trabajó duramente mucho tiempo para conseguir el dinero que necesitaba para realizar las excavaciones, al mismo tiempo que estudiaba arqueología y lenguas antiguas para así lograr adquirir los conocimientos necesarios. Finalmente, con cuarenta y ocho años y a la vez dueño de una fortuna, Schliemann se instauró en una aldea de Turquía cerca de la cual el suponía que debían hallarse los restos de la ciudad. Inició todas las excavaciones necesarias en la colina de Hissarlik y poco después descubrió lo que no esperaba, no una, sino seis ciudades superpuestas. Hubo que rendirse a la evidencia: un arqueólogo aficionado había descubierto Troya.

Entre los muchos tesoros encontrados en la excavación, por  el más famoso arqueólogo del momento, aparece una máscara de oro, a la que Schliemann llamó la Máscara de Agamenón (sin ningún fundamento, patentemente). No conforme con ello, viajó por la Grecia continental y descubrió nada menos y nada menos que la antigua Micenas. Pero lamentablemente la muerte le sobrevino antes de poder constituir cuál de los distintos niveles hallados en Troya correspondía a la ciudad del relato homérico.

Algunos de sus contribuyentes expusieron que la Troya homérica concordaba con los niveles VI o VIIa. Este último brindaba evidencias de haber sido destruido por un incendio en una fecha aproximada al año 1250 a.C.

La Máscara de Agamenón

Gracias a las excavaciones y los descubrimientos de Schliemann sabemos hoy de la creación y existencia de la llamada civilización micénica. Ésta se desarrolló entre los siglos XVIII y XI antes de Cristo, y se extendió por toda la Grecia continental, a las islas y a Creta. Era una civilización con la delantera, que conocía la escritura, ya que se encontraron epígrafes con nombres de algunos dioses y héroes de la Ilíada, y lo suficientemente eficaz y poderosa para medirse con los egipcios y los hititas.

Se comenta y reconoce que, para el año 1200 antes de Cristo, las ambiciones expansionistas de la civilización micénica tropezaron con Troya. Troya, gracias a su poder y su situación estratégica, podía controlar las ricas rutas comerciales entre el Mediterráneo y Mar Negro. Al dominar y poseer los estrechos que unían ambos mares, los troyanos ya podían comercializar libremente e aplicar elevados peajes a los barcos extranjeros, lo cual les permitía asegurar su prosperidad. Los intereses comerciales provocaron, en muchos casos, numerosos enfrentamientos entre Micenas y Troya.

Biografía de Homero - 18

Con toda credibilidad, pues, la Ilíada nos cuenta de unas civilizaciones y además de unos conflictos que verdaderamente si existieron, y que, al cabo de varios siglos, eran aun totalmente conocidos por transmisión oral. Tanto las obras de la Ilíada como la Odisea manifiestan en tono épico las gloriosas hazañas de un pasado poblado de varios héroes, pero a la vez, aunque sin insinuar a un periodo histórico claramente identificable, cierran un núcleo de verdad histórica: la expansión micénica por Oriente y la colonización griega.

Lengua homérica

Se llama lengua o habla homérico al tipo de lenguaje griego utilizado en las obras la Ilíada y la Odisea, amparada en cierto modo por la tragedia y la lírica griega posterior. Se puede decir de igual forma que es un lenguaje griego artificial, porque fue sólo utilizado para componer estas obras, pero no hay una certeza o alguna constancia de que fue realmente hablado.

Es un lenguaje típico de la epopeya, arcaica ya en el siglo VII a. C., y aun más todavía para el siglo VI.Las razones del manejo de este lenguaje se someten a motivos sociales, ya que las obras antes mencionadas, fueron dirigidas al principio a un público aristocrático y culto, y a por supuesto a motivos de estilo, ya que el verso hexámetro dactílico con que fueron compuestos los poemas épicos era muy rígido y se requerían variantes de la misma palabra que abarcaran en las diferentes partes del verso.

Hay momentos en que la métrica del hexámetro dactílico cede para   encontrar tanto la forma inicial como explicar los diferentes giros. Por ejemplo, es el caso de la digamma (Ϝ), fonema olvidado desde el primer milenio a. C., aunque fue utilizado por Homero en cuestiones de silabación, inclusive si no era escrito ni pronunciado. Así, en el verso 108 del Canto I de la Ilíada:

ἐσθλὸν δ’ οὔτέ τί πω [Ϝ]εἶπες [Ϝ]έπος οὔτ’ ἐτέλεσσας

La utilización concurrente de dos genitivos, el arcaico en -οιο y el moderno en -ου, o inclusive dos dativos plurales (-οισι y -οις) muestran que el aedo podía variar a su voluntad:

La lengua homérica era una mezcla de formas de épocas diversas, que nunca fueron empleadas juntas y cuya combinación resulta de una libertad puramente literaria.

ROMILLY, Jacqueline de

El lenguaje homérico es la combinación de diferentes dialectos.​ Se pueden apartar los aticismos, alternativas halladas cuando se plasmó el texto. Aun así, quedaron dos poderosos dialectos, el jónico y el eolio, cuyas características son expresadas para el lector: por ejemplo, el jónico usa una êta (η) allí donde el jónico-ático usa a su vez una alfa larga (ᾱ), de ahí el origen de los nombres «Athéné» o «Héré», en lugar de los nombres clásicos «Athéna » y «Héra». Esta «coexistencia irreductible» de ambos dialectos, según la expresión de Pierre Chantraine, se puede explicar de numerosas maneras:

  • Composición en eólico, que luego para al jónico.
  • Composición en una región donde los dos dialectos son usados por igual.
  • Libre selección del aedo, como para lograr la mezcla de formas de épocas distintas, a menudo a causa de la métrica.

El dialecto homérico fue un lenguaje heterogéneo que no existió, sino para los poetas, que nunca fue realmente hablada, lo que subraya la ruptura creada por la epopeya con la realidad cotidiana. Luego, mucho después del poeta Homero, los autores griegos quisieron plagiar los «homerismos» necesariamente para «hacer literatura».

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