La Santería Cubana es una práctica religiosa que conjuga elementos de la religión católica y de las expresiones religosas de la cultura Yoruba africana. Si quieres saber Cómo se llaman los santos de la santería, sigue leyendo y encontrarás toda la información que necesitas sobre la religión Yoruba y sus Orishas.
La religión Yoruba
La religión Yoruba nació, hace más de 12 siglos, en Nigeria y otros países del África occidental. Sus preceptos están reúnidos en la Regls Osha-Ifá. Para la tradición Yoruba el dios supremo recibe el nombre de Olodumare, el cual no puede ser representado por no poseer características humanas. Tampoco se le presentan ofrendas.
El hijo de Olodumare es Olofi, que en la Santería cubana se sicretiza con el Cristo católico. También están los Orishas, creados por Olofi para estar en contacto con los hombres. Éstos representan las fuerzas de la naturaleza y atienden lo relacionado con los seres humanos. En la religión Yoruba existen 401 deidades u Orishas, pero en América se les reide culto a unas pocas decenas.
Durante la época colonial, los africanos se referían a esta práctica como culto lucumí, cuya traducción es “amigo mío”. Sin embargo, los españoles le asignaron el nombre de santería, como un calificativo despectivo y de burla por la excesiva devoción que mostraban los negros a sus santos. Este último nombre se difundió y se mantiene hoy en día para identificar la práctica de la religión Yoruba en Latinoamérica y el Caribe.
En la actualidad, la santería se practica en casi todos los países de América Latina, así como en ciudades estadounidenses con un número significativo de habitantes de habla hispana como Florida, San Francisco, Miami, Los Ángeles, Nueva York, San Diego y Nueva Orleans. Sin embargo, pese a su estrecha vinculación histórica, la iglesia católica no reconoce a la santería como un culto cristiano, sino que la califica como una secta perteneciente al culto pagano.
La santería también se ha extendido hacia países europeos como España, Países Bajos, Inglaterra, Francia y Alemania, debido a la diáspora que ha llevado a muchos latinos a esos territorios. En Venezuela, la religión ha tenido un auge considerable en los últimos años, principalmente en su capital, Caracas.
Doctrina
La fe de la santería se sustenta en la existencia de un dios universal cuyo nombre es Oloddumare, que quiere decir “el omnipotente”. El poder que concentra y transmite este dios es conocido como ashé, por lo que es común escuchar la frase “tener ashé”, que quiere decir “tener la bendición de Oloddumare”.
La doctrina religiosa se basa en el culto a los eggúns, que son los antepasados muertos, y en la creencia de un dios único que se relaciona con los hombres a través de los orishas, que son deidades que rigen diferentes áreas dentro del mundo humano. Por esta razón se considera que la religión Yoruba es politeísta.
Los santeros creen que cada persona tiene su destino preestablecido antes de nacer y que los Orishas tienen la tarea que vigilar que se cumpla con ese destino. Quienes no lo hacen son castigados y deberán reencarnar hasta recibir el escarmiento.
¿Cómo se llaman los santos de la santería?
La santería cubana tiene su origen en la tradición religiosa producto del sincretismo de las creencias y prácticas yorubas de África y la religión católica institucionalizada por España durante la conquista. Aunque se practica en muchos lugares del mundo, es una religión afro-cubana.
Los santos de la santería se conocen como Orishas, que son los mensajeros de Olodumare, el Dios Supremo. Rigen todo lo relacionado con la naturaleza, sus fuerzas, su energía y su relación con los seres humanos. Se identifican a través de sus colores y números sagrados, que son sus marcas distintivas. Cada uno tiene gustos particulares en cuanto a las comidas, tipo de ofrendas que le gusta recibir, así como caracteres y personalidades únicas. Los santeros les rinden tributo para obtener favores. A continuación se reseña cómo se llaman los santos de la santería.
Orishas Oddé: “guerreros”
Estos son los primeros que reciben las personas que se inician en la religión. Solo pueden ser entregados por babalawos, aunque con el paso del tiempo se han desarrollado otras modalidades que permiten que otros santeros los den. El único que obligatoriamente debe ser dado por los babalawos es el orisha Elegguá, por ser quien abre y cierra los caminos. Estos son los orishas “guerreros”:
Eshu
Gobierna las expresiones de lo malévolo. Dentro de la religión Yoruba se considera que Eshú es la primera partícula a la que le Òlòórún le dio el soplo de la vida. Es el mensajero de los Orishas, el mediador entre los seres humanos y las deidades, comunicador entre el mundo real y el mundo del más allá.
Eshu se encuentra en todos los lugares. Habita en parajes solitarios y oscuros, en la sabana o el munto. Es quien comanda los eggún, con quienes mantiene una negociación permanente. Representa Alawana o Alaguana está en todas partes. Vive solitario en los parajes oscuros e inhóspitos del monte o en la sabana. Es el jefe de los eggun, con los que tiene un gran comercio. Representa la desdicha y la desventura.
Se le considera dueño de todas las cadenas. Se acompaña por un garabato de guayaba, de un muñeco hecho en madera de cedro, que vive con él, y del Ariku Bambaya. Como gran hechicero, se le atribuye la habilidad de liberar de la cárcel, para lo cual se le ruega con un garabato de guayaba.
En la estructura del panteón Yoruba, Eshú es quien gobierna la palabra, las formas de comunicarse, las opciones de vida que se presentan como encrucijadas, el trabajo y el comercio, entre otros. Suele confundirse con Elegguá, por lo que en la religión católica también se sincretizó con San Antonio de Padua.
Son 162 los caminos que se le conocen a Eshu, entre los cuales se puenden mencionar: Eshu Abalonke, Eshu Aberu, Eshu Aganika, Eshu Agogo, Eshu Agroiele, Eshu Aloba, Eshu Aroni, Eshu Barabé, Eshu Baralona, Eshu Beleke, Eshu De, Eshu Ewé, Eshu Gberú, Eshu Igidé, Eshu Iña, Eshu Janadá, Eshu Laboni, Eshu Layé, Eshu Meko, Eshu Ni Bakuo, Eshu Oddara, Eshu Shiguide, Eshu Tolabí, Eshu Ungolo, Eshu Wonke, Eshu Yangi y Eshu Yelu.
Elegguá
Elegguá es el primer Orisha que debe recibir la persona al momento de iniciarse en la santería. En la religión Yoruba, es considerado la primera protección: es el dueño de los caminos, quien los abre y quien los cierra. Se sincretiza con los santos de la católica, relacionándose con San Martín de Porres, San Antonio de Padua o el Santo Niño de Atocha. Forma parte del Panteón Yoruba.
Este orishá rige elementos de este mundo como la felicidad y la desgracia, o la prosperidad y la suerte, pues tiene gran influencia sobre los demás eggúns. Es considerado un niño travieso y malcriado, que disfruta haciendo tremenduras. Su nombre se traduce como “el mensajero del príncipe”. Los colores que lo identifican con el rojo y el negro. Su número es el tres. Los días en que se le debe rendir tributo son los lunes, al igual que los días tres de cada mes.
En la naturaleza, Elegguá encuentra representación en las rocas. Sus Patakíes (historias) refieren que ha ganado méritos suficientes para recibir atención primero que los demás orishas. Los aleyos, iniciados en la santería, deben recibirlo obligatoriamente ya que “nadie avanza sin la bendición y el acompañamiento de Elegua”. En las casas de los santeros se le ubica detrás de las puertas, para protección del hogas (Ilé). Cuando le hacen consultas, Elegguá responde a través de caracoles, llamados dialoggun.
Los caminos principales de Eleggua son veintiuno, al igual que el número de la mano de caracoles. Durante las ceremonias, se le rinde tributo con música africana y ofrendas que incluyen velas, tabaco y aguardiente, entre otros materiales. A través de él se le presentan las ofrendas a Olodumare, puesto que Eleggua es el intermediario entre lo terrenal hy lo celestial.
Los hijos de Elegguá son reconocidos como personas hábiles e inteligentes, aunque con muy pocos escrúpulos, por lo que tienden a tener problemas con la ley. Son conversadores y poseen gran facilidad para la política. Huyen de la monotonía y suelen ser infieles durante el matrimonio.
Oggún
Es el orisha que acompaña los destinos de los herreros, los cirujanos, los policías, así como de las guerras y del ejército. Con sus enemigos, se muestra agresivo y violento. Su principal símbolo es el machete, que usa tanto en sus batallas como para abrirse camino. Se relaciona con San Pedro Apóstol, San Jorge y San Migel Arcángel en la religión católica. Eggún asegura los caminos abiertos por Elegguá.
De los cuarenta y cinco caminos de Eggún, se pueden mencionar: Oggún Onile, Oún Alagbo o Alagbede, Oggún Melli, Oggún Arere, Oggún Shibiriki, Oggún Kobu Kobu, Oggún Aguanile, Oggún Meye, Oggún Adaiba, Oggún Jobí, Oggún Adeolá, Oggún Já, Oggún Olokó, Oggún Aroye, Oggún Onira, Oggún Oniré, Oggún Oké y Oggún Aladú.
Oggun es el orisha guerrero al que le pertenecen los montes. Según la Regla Osha-Ifa de la santería cubana, es el segundo después de su hermano Elegguá. Su temperamento es resuelto, vigoroso, en algún momento inflexible y duro como el metal. Es quien toma la justicia por sus propias manos. Es el protector de todas las profesiones que trabajan con metal.
Eggún es hijo de Obatalá y Yemu. Sus hermanos son Elegguá, Osun, Oshosi y Shangó. Sus números son el dos, el tres y el siete con sus múltiplos. Su día de la semana es el martes y sus colores son el añil, negro y blanco, rojo y verde. Los hijos de Oggún son de carácter impulsivo y les cuesta perdonar las faltas, aunque suelen ser muy divertidos. El saludo que se le hace es Ogunhé.
Oshosi
Este es el Orisha que proteje a quienes tienen asuntos pendientes con la justicia, pues es considerado el dios de la cárcel. Oshosi es amo del arco y la flecha, gran cazador que protege al desertor y da alimento a quien tiene hambre. Se le reconoce por su astucia, valentía y agilidad. Su dialoggun es a través de caracoles y cocos.
Es quien simboliza la justicia divina: si la persona que le pide un favor obra parra mal será castigada y, si obra para bien, recibirá lo que pidió. Sincretiza con San Norberto y San Alberto Magno. En Santiago de Cuba se le relaciona con Santiago el Mayor.
Los colores de Oshosi son el azul, el amarillo y el coral. Permanentemente acompaña a Eggún, gracias a un pacto que hicieron en el que acordaron que se necesitaban para tener mayor fuerza. Es también el amo de los instrumentos de caza, rige la inteligencia y la inventiva. Su número es el tres.
El día de atención para Oshosi es el martes. Como ofrenda se le debe verter miel, soplarle humo de tabaco, soplarle ron o aguardiente y bañarlo con alimentos cocidos como maíz tostado y jutia ahumada. El baile en su honor personifica el acto de caza e incluye gritos, saltos y piruetas con el arco y la flecha.
Entre sus caminos se pueden mencionar Ochosi Belujá, Ochosi Bomi, Ochosi Biladé, Ochosi Molé, Ochosi Tundé, Ochosi Omialé, Ochosi De, Ochosi Tofáo, Ochosi Elefaburú, Ochosi Móta, Ochosi Kayoshosi, Ochosi Alé, Ochosi Marundé, Ochosi Ibualámo, Ochosi Otín, Ochosi Onilé, Ochosi Abedi, Ochosi Bi, Ochosi Gurumujo y Ochosi Odde.
Osun
Osun es el guardia y custodio de los creyentes y practicantes de la Religión Yoruba. Habita en lo alto y, si por alguna causa cae, está anunciando la muerte de la persona o de alguien cercano. El saludo que recibe es Maferefún Osun. Su número es el ocho y sus múltiplos. Su color es el blanco. Osun simboliza los espíritus antepasados que sirven de guía. Se le conoce como el vigilante y el guardián.
Como no va a la cabeza, no posee caminos: recibe uno con Babalu Ayé, cuya punta termina con un perro; y otro con Oduduwa, que finaliza con una paloma de alas extendidas y del tamaño de quien lo posee. Es el apoyo de Orunla, a quien le ofrece sus poderes de adivinación. Este orisha no se sube ni se asienta.
Osun encarna la “verticalidad del ser humano sobre la tierra”. Por ninguna razón su fundamento debe estar en posición horizontal, ni acostado ni tumbado, mientras quien lo posea esté con vida. Al fallecer su poseedor, se tumba y es enterrado con éste. Este Orisha NO se corona, pues se le hace Obatalá, luego de recibir a los Orishas guerreros. Los hijos de Osun son personas de carácter similar a los hijos de Obatalá, aunque son más aplacados y humildes.
Orishas principales: “De cabecera”
Los orishas u oshas de cabecera son las deidades que se le entregan directamente a quienes se hacen santo. Indistintamente de cuál sea el ángel de la guarda, el iniciado siempre debe recibirlos; por esta razón se les llama Oshas de Fundamento. Estas son las deidades que son reconocidas como orishas de cabecera.
Obbatalá
Es el Orisha mayor, a quien se le atribuye la creación de la tierra y se le considera el escultor del ser humano. Los santeros le atribuyen la cualidad de ser la “Deidad pura por excelencia”. Es el amo y señor de la cabeza, de los sueños y pensamientos, así como de todo lo blanco.
Obatalá es un enviado de Olofin para que gobierne y haga el bien en la tierra. Es una deidad misericordiosa, que ama y defiende la paz. Es el regidor del buen comportamiento, por lo que tiene la capacidad para controlar a Shangó y a Oggún Areré. En su presencia no se pueden decir palabras obsenas o groserías, mucho menos desnudarse o tener conductas inapropiadas.
Posee veinticuatro avatares o caminos, en algunos de éstos se presenta como un anciano encorvado y en otros como un joven con mucha agilidad. También se presenta como hombre y como mujer, por lo que es considerado padre y madre de todos los Orishas. Usa un bastón de metal en color blanco, que representa la vara que se extiende desde el cielo hasta la tierra. En Obatalá se encuentra la justicia y las nuevas oportunidades. Son hijos de esta deidad los albinos y quienes nacen con alguna discapacidad física o mental.
Obatalá gusta de espacios llenos de oscuridad, por lo que su altar debe ser cubierto con un paño para alejarlo de la luz. Existen 16 Obatalá, así como 16 son los Orishas y las letras del Dialoggún. Obatalá es representado en la iglesia católica como el Santísimo.
Entre los caminos de Obatalá se pueden citar: Oshanlá, Obba Ibo, Arará, Nana Baruqué, Obbamoró, Baba Fururú, Ocha Ulufón, Mama Kangu, Ochagriñan, Eyuaro, Ayagguna, Ekenike, Talabí y Yeku Yeku. Obatalá es extremadamente pulcro, por lo que cualquier cosa sucia les molesta.
Todos los Obatalá deben envolverse en algodón, así como los símbolos y objetos que son de su pertenencia. Los hijos de Obatalá por personas calmadas y llenas de confianza, capaces de alcanzar lo que se proponen por encima de cualquier obstáculo. Respetan a todos pero también exigen respeto.
Obatalá es un dios muy respetado, al punto de ostentar la “máxima autoridad en la reraquía Orisha”. Su número es el ocho y sus múltiplos, sus días son los jueves y domingos y su color es el blanco. En la iglesia católica se sincretiza con la Virgen de las Mercedes.
Oshún
Esta Orisha es el símbolo de los sentimientos humanos como el amor, la espiritualidad, así como también la femineidad, la delicadeza y la fertilidad. Como toda mujer, es sensual, bella y muy coqueta. Es la dueña del oro, de la miel y, por supuesto, del amor. También gobierna las aguas dulces de en el planeta. Su número es el cinco con sus múltiplos y sus colore, el amarillo y el dorado. Se sincretiza con la Virgen de la Caridad del Cobre.
Los hijos de esta deidad son personas muy sociables y alegres. Poseen don de mando, gran sensualidad y curiosidad por el mundo. Disfrutan de la buena ropa, los perfumes y las joyas, pero viven pendientes del qué dirán. Aunque es la más joven de los Orishas, Oshún es la defensora de los enfermos y los pobres.
A ella se recurre cuando se tienen problemas económicos, así como también lo hacen aquellas mujeres que desean tener hijos. Su día de la semana es el sábado. El baile en honor a Oshun es el más sensual de todos pues hace movimientos sugerentes con sus caderas y manos que invitan al sexo.
Oshún posee varios avatares o caminos, cada uno con características y responsabilidades distintas, acordes con la ubicación de la casa o el espacio donde vive. Entre ellos se pueden mencionar a Oshún Kolé kolé, Akalá Kalá, Ikolé, Ibú Kolé, Oshún Ibu Akuaro, Oshún Ibu Aña, Oshún Ibu Yumu, Oshún Ibu Oggale, Oshún Ibu Ayede o Ayade, Oshún Eleke Oñí, Oshún Ibu Semi o Seni, Oshún Ibu Awayemi o Awuayemi, Oshún Ibu Añare o Iñare, entre otros.
Shangó
Es el Orisha del fuego, de los rayos, del trueno y de la justicia. Sincretiza con Santa Bárbara y San Marcos. Shangó es viril y enérgico, castigador de los delincuentes y mentiroso. Se dice que una casa sobre la que cae un rayo recibió la ira de Shangó. Este Orisha simboliza el poder de Olorum.
Los creyentes de la religión Yoruba en Nigeria no comen frijol, pues creen que serán castigados con el rayo del dios Shangó. Los collares de esta deidad están hechos con cuentas blancas y rojas, que son sus colores. Sus números sagrados son el cuatro y el seis. A Shangó se le atribuye ser el creador del culto a los Eggun, pues sólo el puede controlarlos.
Shangó es uno de los Orishas más conocidos del Panteón Yoruba y es considerado el Rey de la Regla Osha. Es el amo de los tambores Batá, de la música y del baile. Simboliza la alegría de vivir, el disfrute, la virilidad masculina, las riquezas, la pasión y la inteligencia. Entre las cualidades de Shangó están:
- Afonjá el balé (gobernante) de la ciudad de Ilorin.
- Obá Kosso: Título que Changó cuando fundó la ciudad de Kossô y se hizo su rey.
- Obá Lubê: Título de Changó en honor a su riqueza y poder.
- Obá Irù o Barù: Título dado la Changó cuando fundó el culto de Egungun,
- Obá Ajakà: Le hace referencia por ser el hijo mayor de Oranian, y tener que asumir el trono, por derecho.
- Obá Aganjù: Personifica los volcanes, explosivos y sin control.
- Obá Orungã: Dueño del aire y la atmósfera terrestre.
- Obá Ogodô: Otro de los títulos recibidos por Changó.
- Obá Jakutá: Jakutá, es la representación de la justicia y de la ira de Olorun.
Como se observa, los caminos de Shangó están directamente relacionados con los títulos que recibió durante su reinado, por lo que se reconocen su arte para la guerra, su fuerza, su condición real y su relación con los rayos y truenos, entre otros. Los hijos de Shangó son de carácter explosivo e iracundos: los hombres son agresivos, machistas y mujeriegos, mientras que las mujeres son trabajadoras valientes que no perdonan los engaños.
Yemayá
Yemayá es la madre universal, de todos los Orishas y de los hombres, guardiana de las mujeres embarazadas y de los niños. Es la reina del mar, de ella emana la vida. Diosa de la razón, la inteligencia y dueña de la brujería. Es madre de Shangó y hermana de Oshun. Su número sagrado es el siete con sus múltiplos. El color que la representa es el azúl. En la santería se sincretiza con Nuestra Señora de la Regla, patrona del mar.
Los hijos de esta divinidad son muy paternales y maternales, aunque su carácter cambia como lo hace el mar. Aunque perdonan, jamás olvidan una ofensa. Son personas obstinadas, de gran fuerza y algunas veces crueles. Amantes de los lujos y la fastuosidad. En algunas ocasiones, los hombres poseen actitudes femeninas o son amanerados.
Aunque posee muchos caminos, suele decirse “no existe más del que una única Yemayá, una sólo, con siete caminos”. A continuación se mencionan algunas de estas calidades o caminos de esta deidad.
- Yemowô o Yeyemowo: En África, significa mujer de Ojalá
- Yemayá Assagbá: De mayor fue casada Orunmilá, a quien desafió. Se le considera peligrosa.
- Yemayá Asèssu: Es muy testaruda y seria. Es la mensajera de Olokun. Presenta algunos problemas psicológicos.
- Yemayá Ogunté: Fue casada con Oggún Alagbedé y es madre de Eshú, Oggún, Igbo y Akoro. Es violenta y rencorosa. También es una hechicera respetable.
Oyá
Conocida también como Yansa, es la deidad del cementerio, ama del aire y del viento. Es una Orisha violenta que en el combate se presenta con dos espadas y cuenta con el auxilio de los muertos. Su número es el nueve y sus colores son todos a excepción del negro. Se sincretiza con la Virgen de la Candelaria y con Santa Teresa de Jesús.
Oya es la diosa de las tempestades, del viento que puede arrancar árboles y de la suave brisa que acaricia. Es de las pocas deidades que ejerce control sobre los Eggúns. Es de carácter fuerte pero sensual. Sus ommos o hijos son personas de carácter apacible y reservados, pero al enojarse estallan. Detestan la monotonía y estar encerrados.
Esta diosa posee 23 caminos o avatares, en los que se nombra, de los cuales pueden mencionarse: Oya Yansa Bí Funkó, Oya Dumí, Oya De, Oya Bumí, Oya Bomi, Oya Nira, Oya Igbalé, Oya Niké, Oya Tolá, Oya Dira, Oya Funké, Oya Iya Efon, Oya Afefere, Oya Yansá Mimú, Oya Obinídodo, Oya Yansa Duma, Oya Yansa Doco, Oya Tombowa, Oya Ayawá, Oya Tapa, Oya Tomboro, Oya Yansa Odó, Oya Yansá Orirí.
Orishas mayores
Están representados por todas aquellas deidades que pueden coronarse en el ritual de Kari Osha y también ser ángel de la guarda; todo lo contrario a los Orishas menores que no se coronan. Todos los Orishas acompañan, directa o indirectamente a los Oshas, que son la representación de la naturaleza.
Inle
Este Orisha es el Médico de la Osha, por lo que es el patrón de los médicos. Es dueño de los peces y de los ríos; además, es quien rige la pesca. Poseedor de gran belleza, es andrógino y habita en el agua y en la tierra. En la naturaleza está repreentado por un pez. Representa la salud que llega para alejar las enfermedades. Provee el sustento del hombre. Es también guía de los caminantes.
Los atributos de Inlé son anzuelos, red, pita, dos aros, un acofá, una mano de caracoles, res pececitos, un apequeña tinaja que guarda el secreto de Abbatá, conchas y siete Otá. Sus Elekes se elaboran con cuentas en verde oscuro, azul y coral, que son sus colores sagrados.
Iroko
Este Orisha se relaciona con los deseos, malos o buenos. Es el guardián del caminante que se consagra por medio de Obbatalá. Es el espíritu que habita en la raíz y el follaje de la ceibaI. Todas las deidades son veneradas en Iroko, también conocido como Aragbá o Iroké. Los creyentes que desean tener hijos deben hacerle rogación ante su pie y ofrecerle un carnero para cuando nazcan. Se dice, además, que es uno de los caminos de Obbatalá. Se sincretiza con la Inmaculada Concepción.
Nanán Baruqué
Es la intermediaria entre la vida y la muerte; la deidad del lodo y la llovizna. En la religión Yoruba se le considera la deidad de los misterios. En la santería sincretiza con la madre de la Virgen María, Santa Ana.
Nanán Baruqué es una figura importante dentro del reino de los muertos, su tarea es preparar a los muertos para que renacen. Regenta en el lodo los pantanos, en las aguas que se mezlan con la tierra. Sus elementos son el agua y la tierra. Para algunos, su día es el martes, mientras que para otros es el sábado. Sus colores sagrados varían de acuerdo a la línea religiosa e incluyen el azul oscuro, blanco con negro, rosado y blanco con rosado.
Dentro de sus caminos o avatares se pueden mencionar: Naná Burukú Ajesún, Naná Burukú Ilegboná, Naná Burukú Adjaosí, Naná Mahi, Naná Yaba, Naná Burukú Molú, Naná Burukú Alagba, Naná Burukú Narewá, Naná Burukú Nakelé, Naná Burukú Suaré, Naná Burukú Ajapa, Naná Burukú Ogbaya, Naná Delé.
Obba
Esta Orisha simboliza la fidelidad conyugal, el sufrimiento, el amor reprimido y el sacrificio por el ser amado. Se relaciona con las lagunas y lagos. Junto con sus hermanas Yewá y Oyá se vueleve en una guerrera temeraria y vive en el cementerio, dentro del féretro, pues resguarda los sepulcros.
Por su energía Obba es considerada incluso más fuertes que algunos Orishas masculinos, siendo derrotada en batalla solo por Oggún. Su día de la semana es el miércoles, su número es el siete y sus múltiplos. Su sincretismo es con Santa Catalina. De sus treinta caminos pueden se pueden citar Obba Laddé, Obba Mire, Obba Lubbe, Obba Tolá, Obba Tundé, Obba Omí, Obba Yurú, Obba Labbí, Obba Guirielú, Obba Bomi, Obba De y Obba Niké.
Oduduwá
Es el Orisha de la Creación (por lo que se considera rival de Obbatalá). En la Regla de Osha-Ifá sincretiza con Jesucristo, bien sea en su imagen del Santísimo Sacramento o en la del Santísimo Nombre de Jesús. También se relaciona con San Manuel.
Su simbología física guarda relación con la creación del mundo. Es el rey de las tinieblas y de la oscuridad de la noche. No posee forma, por lo que se le representa como una gigantesca masa de poder con un ojo fosforescente. Habita en un receptáculo de plata, cerrado con un candado que jamás debe abrirse. Debe protegerse de la luz.
Su indumentaria es blanca con algunos detalles en rojo, aunque también puede contener verde, de acuerdo con las tradiciones. Al igual que otras divinidades, Oduduwá tambiés posee varios caminos que llegan a incluir otras a otras deidades. Entre los principales avatares están Agbeji, que es el mayor, Àrẹ̀mú que se utiliza con más frecuencia y Apalosiyan, conocido también como Akualosiñá.
Sus hijos suelen ser intelectuales, de gran inteligencia, destacados en la jurisprudencia y muy detallistas. Son muy críticos: todo lo cuestionan, todo lo analizan. Son muy exigentes consigo mismos y con quienes les rodean. Perfeccionistas al extremos, desconfiados y recelosos. Prefieren la soledad y evitan las multitudes.
Olokun
El Orisha del océano, simboliza al mar en el más terrorífico de sus estados. Es andrógino, por cuanto se representa como hombre o mujer. Se le relaciona con los misterios de la vida y la muerte. Brinda salud y prosperidad a quienes recurren a él. Es dueño del océano profundo y de las riquezas del mar. Algunas de sus versiones son saminos de Yemayá. Siempre baja enmascarado, porque es una deidad que habita en el misterio.
Habita en lo profundo del mar, encadenado dentro de una cueva repleta de piedras preciosas y cuyas paredes son de marfil. Obbatalá lo recluyó en el fonde del océano después que intentó hacer desaparecer a la raza humana con el diluvio.
Olokun no va a la cabeza de ninguna persona que se inicia. Se entrega a través de los Olochas en un ritual que se realiza entre el monte, el cementerio y el mar. Olokun convive con los espírituos Somú Gagá y Akaró, que representan la vida y la muerte, respectivamente. Su número sagrado es el siete y sus múltiplos; sus coloes el azul el negro o el blanco.
Orisha Oko
Orisha Oko es el patrono de los arados y los labriegos. Es proveedor de vida pues brinda sostén a través de los alimentos. Está estrechamente ligado a Olokun y Oggún. Se le considera el mediador en los altercados, principalmente entre mujeres. También es el juez en las querellas entre los Orishas. Se dice que, por su incorruptible castidad, sus testículos tocan el suelo. Es el guardián de los secretos.
Garantiza la fecundidad en las cosechas y también auxilia a las mujeres estériles. Junto a Oke y Oggue forma una trilogía cardinal, sobre la que pesa la responsabilidad de la lluvia de las buenas cosechas y también del fuego interno de la tierra. En la santería se sincretiza con San Isidro Labrador.
De día, este Orisha es un hombre puro y correcto; de noche se disfraza como la muerte (Ikú). Es quien recibe los cuerpos sin vida para entregárselos a Yewá y enviárselos a Oyá, por medio de Babalú Ayé. Habita en los tejados. Está relacionado con la agricultura y la vida en el campo.
Orishas menores
Son todos aquellos Orishas que no son ángel de la guarda y que no pueden coronarse en el ritul de Kari Osha, a diferencia de lo que ocurre con los Orishas mayores que si se coronan. También apoyan a los Oshas como representantes directos de los elementos naturales.
Abita
Abita es una “combinación de tres albaranes y su Ikoko: Abta, Ara Unla y Tentaorun”. En tal sentido, esta deidad es la representación de la maldad con todo su poder. Simboliza el conocimiento “para salvar de la maldad con la maldad”, de tal manera que aniquila todo lo que se atraviesa a su paso de una manera radical y drástica.
Hijo de Alosi, que es también un ente malévolo. Siempre está en compañía Iyabafún, Osawani y Ogueday. Al ser un Orisha con gran poder maligno, suele ser utilizado para hacer daño, por lo que se le relaciona con el diablo de la Biblia.
Ajá
Dueña de los torbellinos y patrono de la selva y de todos los animales que en ella habitan. Es un curandero que aprovecha el secreto de las hierbas. Por gran su carácter prepotente, Ajá despierta gran temor. Fue muy conocida hasta principios del siglo XX, pero por razones que se desconocen fue relegada, tal vez para dar paso a deidades como Inle u Osain.
Ajé Shalunga
Dentro de la religión Yoruba, este Oriha representa la gracia de obtener el dinero que se requiere para llevar una vida cómoda. Se le relaciona con la prosperidad, la abundancia y la buena salud. Quienes necesitan del dinero suelen recurrir a él para recibir sus favores, lo colocan como su patrón y le presentan ofrendas como conchas y dinero. Aunque muchos lo invocan, él escoge a voluntad a quien bendice y le entrega recursos económicos. Es considerado un Orisha caprichoso y voluble. Habita en lugares alejados en medio del mar.
Aroni
Se le relaciona con los secretos de las plantas y la medicina a través de éstas. Su culto se ha ido perdiendo con el tiempo. Se le representa con cabeza y cola de perro y con una sola pierna. Aroni no tiene saludo, número, color, símbolo ni padre. Junto con los Orishas menores Oho, Oyaó, Iroko, Oyá y Ochumare, conforma la Corte de los Seis Orishas, que son los espíritus de la naturaleza cuya tarea es ayudar a Ossain a cumplir con su misión.
Ayaó
Ayaó es una Orisha de las alturas que está encargada de cuidar la zaraza de Eggún. Por su influencia Árabe es considerada una deidad del desierto. Esta orisha habita en las cumbres de Iroko y no debe tocar el piso jamás. Por esta razón los rituales en su honor se realizan sobre una mesa.
Ayaó puede ser el pequeño remolino y también el ojo de la tormenta. Desde su templo en la cima de la Ceiba cumple con su tarea de vigilar a los espíritus para ayudarlos a pasar entre las nubes en su camino al reino de Olofi. En la ceremonia de consagración Kari Osha, los espíritus son atendidos por Ayaó.
Esta Orisha guarda de las jóvenes y niñas. Es una deidad pura, por lo que puede subir a la mesa de Oduduwá. Ayaó es responsable de las notas de Oyá a la puerta del cementerio: atiende los nueve Egguns que acompañan a Oyá durante las ceremonias de consagración. Se relaciona con la brujería, es amiga de los médiums y los espiritistas.
Boromú y Boronsiá
Boromú y Boronsiá son los Orihas que guardan los secretos de Oduduwá, de hecho, se reciben y habitan con él. Boromú simboliza los huesos de los muertos, vive en el desierto, es cercano a Obbatalá y se le asocia con las corrientes marinas. Boronsia personifica los tornados. Sus collares o Elekes son de color rojo y cierran con una cuenta negra y una blanca.
Dada
Dada es la hermana mayor de Shangó, quien lo resguardó de la furia de Obbatalá. Su nombre quiere decir corona, y se representa en la corona que se le coloca al Iworo (creyente) cuando se le hace santo. La única tarea de Dada es mantener la corona sobre la cabeza del Iworo mientras esté en la tierra, por lo que simboliza la reafirmación de la vida terrena.
Dada habita encima de su hermano Shangó, en un receptáculo en forma de piloncito de cedro que debe lavarse al momento de su nacimiento. La persona que la recibe no debe entregársela a nadie, pues estaría entregando su cabeza y su corona, lo que significa caer en desgracia o despedirse del plano terrenal. En la santería se sincretiza con San Ramón.
Los Ibeyis
Son Orishas gemelos que representan la suerte, la prosperidad y la fortuna. Tienen la habilidad de salvar de la muerte o de cualquier mal. Habitan en los caminos y los montes para guardar a los caminantes. Su símbolo más representativo son los tamborcitos con los que derrotaron a Abita. Se pueden representar como un varón y una hembra, dos hembras o dos varones.
Son los santos protectores de los niños. Son los consentidos de los demás Orishás y habitan en lo alto de la palma. Entre los nombres que reciben están: Taewó y Kaindé, Araba y Aína, Ayaba y Aíba, Olorí y Oroina, Alawa Kuario y Eddún, entre muchos otros. Su número es el dos, sus colores el rojo con blanco y el azul con blanco. Se sincretiza con San Cosme y con San Damián. Sus hijos son personas con comportamiento infantil.
Los Irunmoles
Expresan el poder de la naturaleza dentro del Panteón Yoruba. Son los pioneros de la creación, pues fueron los primeros seres enviados por Olodumare a la tierra, de los cuales envió 401: cuatrocientos varones y una hembra. No son seres humanos sino seres celestiales.
Entre los Irunmoles más conocidos se pueden mencionar: Abatá, que es el Orisha de los pantanos; Agganá, Irunmole de la lluvia; Abba Lodé, Irunmole del espacio infiniro; Aña, que habita en los tambores y es el Irunmole de la percusión musical; Egbe, que regenta las aguas estancadas; Esí, Irunmole para la protección; Fride, que rige la música de cuerda y sus instrumentos; Olona, Orisha de los lagos y Oshupá, que representa la luna.
Korikoto
En la Regla Osha-Ifà de la santería, se considera como una divinidad infantil. Aunque su culto poco se practica, se le reconoce como el Orisha femenino de la fertilidad. También se le vincula con un espíritu del río, que cuida a los niños de que se ahogue por negligencia de sus familias. Se le relaciona con la fecundación y con los “niños que nacen consagrados”.
Logun Ede
Hijo de Oshún y Oshosi, por su cualidad hermafrodita seis meses del año asume personalidad femenina, habitando ríos y lagos de agua dulce y los otros seis, asume su característica masculina, tiempo en el que vive en los bosques. En la santería cubana también se le conoce como Laro o Larooye; aunque con el tiempo han disminuido los rituales en su honor. Sus colores son el azul y el amarillo y sus días sagrados en la semana son los jueves y los sábados.
Obañeñe
Se le llama también Dada Ibañi o Dada Baldone y es el Orisha que cuida de los recién nacidos. También se cree que cuando a Obbatalá se le encomendó poblar la tierra, le entregó a Obañeñe la tarea de crear los reinos animal, vegetal y mineral, razón por la cual se le reconoce como guardián de los vegetales.
Obañeñe es hermano de Dada y en algunas casas, principalmente los Babalawos, los entregan juntos. Este Orisha no se sube ni se asienta. Se le suele representar con una calabaza forrada de caracoles, coronada con una bola de índigo. Sus colores son el rojo y el blanco.
Ogbón y Ogboni
Hoy en día, estos Orishas poco se reciben y pocos santeros mantienen sus cultos. Ogbón y Ogboni son hermanos y se lavan solos. Sus receptáculos suelen ser tinajas o soperas pequeñas, en color blanco, tapadas con algodón. Poseen como atributos un Otá, tres flechas y caracoles.
Oggue
Oggue es el Orisha que gobierna los rebaños y los animales con astas. Forma parte de una trilogía junto a Oke y Orisha Oko. Vive dentro a al lado de Shangó. Sus colores son el rojo y el blanco. Se representa por dos cuernos, que con el tiempo se cargan y se sellan. NO es un Orisha de asiento, durante las ceremonias no se monta pero si se le dedica un solo baile, en el que se colocan los dedos índices sobre la cabeza, simulando las astas de los animales.
Oke
Oke es el Orisha que gobierna en lo alto de las montañas. Simboliza la “perfección del estado primordial del hombre que nace de Olodumare y retorna a él. Es simbolismo de los misterios de Olofin y la firmeza de la madre tierra”. Junto a Orisha Okko y Oggue conforma una trilogía que rige todos los movimientos terrestres.
Es inseparable de Obbatalá, por lo que se le ubica junto a éste e, incluso, en la misma sopera. Es hermano de Inlé y Oshosi. Es un Orisha de fundamento, por lo que no se asienta pero si se recibe en la consagración de Osha. Su saludo es Maferefún Oke. En la santería cubana se sincretiza con Santiago Apóstol.
Oranmiyán
Sólo unos pocos santeros conocen el culto a este Orisha en profundidad. Es una deidad bastante joven que representa el firmamento. Es hijo de Oduduwá y es el dueño y amo de toda la tierra firme, título que se ganó al defender su tierra con arcos y flechas.
Ori
Este Orisha rige el destino del individuo y casa persona lo posee desde el día de su nacimiento. Su importancia es indiscutible, pues es el “Orisha personal de cada individuo”. El Orí del santero debe atenderse de forma regular y lo que esta deidad decide no puede ser modificado por otro Orisha. Hay quienes poseen un Orí tan fuerte que no son afectados por ningún tipo de brujería. Quien atiende bien a su Ori y lo tiene fuerte, podrá combatir a los Eniyan (brujos), cuyo ataque solo se combate con Ori.
Oroiña
Este Orisha es el antepasado de Agayú Solá. Nació directamente de Olorun y simboliza la lava del volcán, la energía que mana del centro de la tierra, de donde provienen los terremotos y sismos. Gracias a su poder se forman las montañas y todo tipo de relieve en el planeta. Se recibe junto con Aggayú y no se coloca a la cabeza de nadie. Personifica el fuego que purifica, el conocimiento intuitivo, la ira y también el amor.
Orungan
Este hijo e Aggayú y Yemayá en el amo del mediodía. Fue el primer hombre que se consagró en Ifá. Elegguá le enseñó el uso del tablero y otras herramientas. Le enseñó los secretos de la adivinación a Orunla para que pudiese ayudar al mundo. Es el Orisha de los Babalawos. Sus atributos son un sol, dos piedras de volcán y un corazón dorado. Sus collares se elaboran con cuentas rojas, azules y doradas.
Oshumare
Es un Orisha andrógino que representa la unión entre el cielo y la tierra, así como la armonía entre los Orishas y los seres humanos. Sus colores son el rojo, y el azul. Representa el movimiento y la riqueza. Representa la evaporación del agua, proceso necesario para mantener el equilibrio y la vida en la tierra.
También tiene la tarea de vigilar la comunicación entre los dos niveles del cosmos, superir e inferior. Es un guerrero indómito a quien se le señala como gobernante de los aires y de los fenómenos atmosféricos. Es el patrono de todo lo que sea prolongado.
Su representante en la tierra es una serpiente, que a su vez es símbolo de permanencia. Oshumare es quien garantiza la paz en la tierra. Su serpiente aparece en forma circular, mordiéndose la cola, así se evita que la tierra se destruya. Si Oshumare se debilita, podría ser el fin del mundo, por eso sebe ser ofrendado como es debido.
Yembó
Yembó representa a la primera Yemayá, que es la calma en el mar. Es con este Orisha, en el Oddu Osa Melli, donde nace la verdadera corona de Yemaya, a diferencia de lo que muchos piensan al atribuírselo a Oddi. De Yembó, o Yemú como también se le concoe, nacieron todos los Orishas.
Otras manifestaciones orisha
Dentro del Panteón Yoruba fueron nombradas e identificadoas todas las energías de la naturaleza, a cada cual la ubicaron dentro de su estructura y con tareas y responsabilidades diferentes. Las que se mencionan a continuación son otras deidades dentro de la santería.
Olodumare
En la religión Yoruba, Olodumare es el Dios único y omnipotente, creador del cielo y de la tierra. Es el ser que concentra y manifiesta todo lo existente, tanto espiritual como material. No mantiene contacto con los hombres de forma directa. Para ello usa sus formas Olorun y Olofi. Olodumare no se asienta, no posee collares ni recibe ofrendas.
No posee características humanas por lo que no puede representarse físicamente. No existen altares o estatuas para representar a este Dios. Se simboliza en un güiro en dos mitades: la superior representa los estados superiores, y la inferior, la tierra. Cada vez que su nombre se pronuncia, se debe tocar el piso y besarse la huella del polvo en los dedos.
Los Yorubas creen que todos pueden experimentar la presencia de Dios de forma individual, por lo que no existe una imagen única que lo represente. Se le asocia con el color blanco. Todos los Orishas son los ministros de Olodumare, siendo Obbatalá su hijo predilecto, quien es el intermediario entre el Dios supremo y la raza humana. Hay quienes aseguran que Obbatalá es la imagen de Olodumare en la tierra.
Aunque esta deidad no está asociada con rituales o ceremonias, se le puede invocar a través de la oración, que es una forma de comulgar con la energía del universo. Entre los nombres que se utilizan para describirlo están Eledá, que significa responsable de la creación; Alaayé, o potencia vital; Elemií, que quiere decir dueño de la vida y Olojo Oni, que es quien gana o controla el día.
Olofin
Olofin es uno de los títulos de Oduduwá, conocido como Olofin Ayé o gobernante del mundo. En la santería cubana es asumido como una “manifestación del Dios Supremo”, a semejanza de la Santísima Trinidad cristiana (Olorun-Olodumare-Olofín). Por esta razón se sincretizó con la imagen de Jesucristo, al igual que los hicieron los Yorubas con Oduduwá.
A principios del siglo XX, el fundamento de Olofín era exclusivo para las cabezas de linaje, que eran familias religiosas de Ifá; por esta razón solo se transmitía a través de la herencia. Sólo el mayor de cada linaje gozaba ese derecho.
Olorun
Olorun es la “segunda manifestación de Olodumare”. Es el dueño de los cielos y es el que mantiene contacto con los hombres. Es también dueño de la vida, otorgando la energía, que es el sustento de la vida. Señor de los colores, del aire, de la luz, del esfuerzo y del vigor. No se recibe ni se asienta, tampoco posee templo o cultos propios. Los hombres tienen prohibido mencionar su nombre, y son los Irunmalé los intermediarios entre los hombres y él.
Orula
Es el Orisha de la adivinación, por lo que suele ser consultado para saber lo que depara el futuro. Es el patrono de los Babalawos, a quienes se les atribuye el don de la clarividencia. Se le asocia con San Francisco de Asís, aunque se desconocen las razones de ello. Orula representa la sabiduría que se antepone al mal.
Es un gran protector y consejero. Fue testigo presencial de la creación del universo, por esta razón conoce el destino de todo lo que es. Sus hijos suelen usar una pulsera de cuentas verdes y amarillas, colores que lo identifican y que representan el verde de la planta que nace de la tierra y el amarillo de las hojas que caen. Orula es hijo de Obbatalá y hermano de Shangó, Oggún y Elegguá. Sus números son el 4 y el 16. Sus hijos son personas de gran sabiduría y discernimiento, generosas y desprendidas. Suelen ser guías espirituales.
Ikú
Es la muerte, que por órdenes de Olofín viene en busca de quienes han culminado su paso consciente en la tierra, para que luego Olodumare decida su destino: si irán para Ayá Orún o si volverán al Aiyé a completar su misión. Por su arrogancia, dejó de ser Orisha y pasó a dirigir a los Ajogún o guerreros del mal. Su vestimenta es de color negro, gris o marrón oscuro. No posee culto particular sino por medio de Eggún u Oro.
Eggun
Representan los espíritus de los antepasados que fallecieron. En su mayoría son santeros, aleyos u otros que son consagrados a Oduduwá. En la religión Yoruba, los Egguns son honrados primero que los Osihas, incluyendo Elegguá. Debe atenderse cuando lo indica un oráculo, para lo cual se le ofrenda con bebidas y alimentos. También existen ceremonias especiales, oficializadas en su mayoría por Babalawos, en las que se le da de comer animales a los Eggúns.
Orun
Es el Rey y Señor de los muertos en la santería. Es quien domina a los espíritus y la muerte, por lo que se le considera una de las manifestaciones más poderosas del Panteón Yoruba. Orun no obra de forma directa, pues al momento de buscar a la persona que debe morir, envía a su mensajero Ikú para que haga la tarea. El complemento que acompaña a Orun es un bastón “pagugú”, adornado con una calavera tallada y dos cauríes por ojos. Sus colores son el negro, el blanco y el rojo; su número es el nueve y su día de la semana es el viernes.
Iyami Oshooronga
Reina del culto de la hechicería, que puede ser bueno o malo; son también conocidas como madres ancestrales, pues se le adjudica el “nombre sagrado a la entidad que representa el poder generador de vida femenino por excelencia”. Se le invoca cuando se desea hacer algún trabajo de brujería.
Quienes rompen las leyes de Ifá son duramente castigados por Iyami. Es un temible Orisha, por lo que se le debe completo respeto. Así, cuando se pronuncia su nombre quien esté sentado debe levantarse, y quien esté de pie deberá hacer una reverencia. Es la dueña de la barriga y nada se puede hacer en contra de sus hechizos. Si se sale de control lo único que puede hacerse es ahuyentarla o exorcizarla para detener su furia que es terrible.
Aggayú Solá
Es el padre de Shangó que gobierna los volcanes y desiertos. Se sincretiza con San Cristóbal. Es un Orisha violento y con mucho poder. Sus hijos poseen gran fortaleza física pero son dominados por las féminas. Su número es el nueve y su fecha los 16 de cada mes.
Babalú Ayé
Es una deidad Yoruba cuya tarea es curar a los enfermos, quienes lo invocan con frecuencia. Es muy milagroso pero exige que se le cumplan las promesas. De no hacerlo, escarmienta causando enfermedades en la piel. Su número es el diecisiete y su color es el morado. Se sincretiza con San Lázaro. Sus hijos son personas misericordiosas que siempre ayudan a los demás.
Tanto la religión Yoruba como la santería cubana poseen elementos ricos que definen su cultura y sus prácticas religiosas, aunque éstas no sean muy bien vistas en las religiones occidentales.
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