Shangó es el orisha a quien más se le rinde veneración después de Obatalá. La virilidad, valentía, clarividencia, arrojo, astucia, sibarita, son algunas de las características que deben presentar los hijos de Shangó. En este artículo todo sobre él. No se lo pierda!!
Shangó
Shangó o Changó, en yoruba Ṣàngó, es el orisha del fuego, del trueno, del rayo y de la justicia. Fue rey de la ciudad de Oyo. Se relaciona con San Marcos y con santa Bárbara en la Santería.
Existen varias versiones sobre el origen de Shangó una de ellas dice que nació de la relación de Yemayá con Aggayú. Cuando Yemayá lo rechazó fue adoptado por Obatalá quien le dio un collar rojo y blanco y construyó para él un castillo para que reinara sobre el mundo. Bajó al Congo y se convirtió en un joven tan pendenciero y rebelde que fue expulsado por su madre de agua Kalunga.
Obbá fue su esposa y vivía al mismo tiempo con Ochún. Raptó a Oyá, la mujer de Oggún creándose entre ellos una feroz enemistad. Un día, huyendo de sus enemigos, se ocultó en la casa de Oyá. Oyá se cortó sus trenzas y se las puso a Shangó y lo vistió con ropas femeninas; al salir sus enemigos pensaron que era una santa y lo dejaron pasar.
Otras versiones, como la de los lucumies dice que después de nacer en la tierra subió a los cielos para convertirse en orisha, la versión de los bantús dice que descendió del cielo siendo ya orisha.
Unas versiones dicen que su madre es Yemayá Konlá mientras que otras versiones dicen que su madre fue Iyému o Yémmu. Su padre fue Aggayú Solá en algunas versiones, pero en otras el padre fue Obatalá Ibaíbo el esposo de Iyému. Como hijo de Obatalá Ibaíbo y de Iyému tuvo cuatro hermanos Oggún, Ochosi, Elegguá y Orúmbila, además tuvo otros cinco medio hermanos Obañeñé, Dáda, Aggayú Solá y a Babalú-Ayé.
Cuando Ossaín, orisha que rige la naturaleza, sufrió la peste, Shangó lo ayudó en su curación, por eso cuando se corona Ossaín, Shangó es el primero que come. Shangó tiene un mensajero que se llama Bangboshé, también tiene un esclavo que se llama Deú.
El padrino de Shangó fue Ossaín. Entre las funciones de Shangó está a le castigar a los mentirosos y a los ladrones por ser el Orisha de la Justicia. Shangó es el orisha del rayo por eso se dice, que donde cae alguno es un lugar marcado por Shangó. Si alguien muere al caerle un rayo se dice que fue una venganza de Shangó.
Antes de ser Orisha, Shangó fue rey de la ciudad de Oyo un renombrado hechicero y un guerrero formidable. Por un error un día destruyó su casa y con ella a su esposa y sus hijos. Otro nombre con que se conoce Shangó es Yakutá que significa quien lanza piedras. Para convocar se debe decir Obakoso.
Dentro del panteón Yoruba Shangó es uno de los orishas de mayor devoción. Se considera a Shangó como el rey de la Regla de Ifá. Shangó es el orisha del trueno, del rayo, es el orisha de la justicia, también es orisha de la virilidad.
Además es el orisha de los tambores Batá, de los Wemileres, de los Ilú Batá o Bembés. Es el orisha de la danza, de la música, del entusiasmo por la vida.
También es conocido como Yakutá que significa quien lanza piedras. Otro nombre que se le da es el de Obakoso con el significado de rey de Kosso.
Hijos de Shangó
Para ser uno de los hijos de Shangó se requiere tener un gran sentido del compromiso y además cumplir con ciertos requisitos exigidos y poseer algunas características particulares.
Requisitos
Existen requisitos previos que se deben cumplir para ser uno de los hijos de Shangó. Primero el interesado deberá acudir ante un babalawo para registrarse. El babalawo presentara al interesado la mano de Orula y será Orula quien dirá si esta persona podrá ser considerada entre los hijos de Shangó.
Según la tradición del Ifá, todos los humanos escogen un destino antes de nacer arrodillándose ante Ọlódùmarè (Dios), el dios de la sabiduría y poseedor del oráculo Ifá, Òrúnmìlà será el único testigo que presenciará esta ceremonia. Durante el trayecto del viaje desde el cielo a la tierra, dentro del vientre materno, el humano por nacer olvidará esta ceremonia y solo podrá recordarla cuando acuda ante el babalawo.
Al ser aprobado, el interesado deberá cumplir con las indicaciones del sacerdote para comenzar su preparación para ser iniciado entre los hijos de Shangó. De la misma forma el padrino preparará la ceremonia de exaltación del nuevo miembro de la familia Yoruba.
Características de lo Hijos de Shangó
Los hijos de Shangó son clarividentes y tienen el poder para adivinar, por eso la habilidad natural para hacer dinero, que les gusta mucho aunque no son muy apegados al trabajo. Por lo general son empecinados, valientes, inteligentes y tienen mucha energía.
Otras características de los hijos de Shangó es que son creativos y organizados, tienen muy buen humor, poseen aptitudes para el liderazgo. Son afectuosos y amables. Consiguen el éxito fácilmente.
No aceptan ni mucho menos perdonan las infidelidades de su pareja y son muy celosos, son generosos con sus seres queridos, se jactan de lo que poseen, no toleran las injusticias. Por lo general son ardientes y sensuales. Pueden tener hijos con varias mujeres.
Las mujeres, aunque presentan rasgos de personalidad que podrían considerarse varoniles, son muy femeninas. Son por naturaleza chismosas, no toleran las infidelidades, son tenaces y trabajadoras para conseguir una meta que se propongan.
A los hijos de Shangó les gusta mucho las fiestas y les encanta bailar, les gusta la buena comida y las buenas bebidas. Aman la buena vida y los placeres. Los hijos de Shangó son impetuosos por lo que pueden ser violentos y muy propensos a sufrir ataques de ira.
Los hijos de Shangó son tan tenaces que persiguen siempre sus metas sin importar los obstáculos y al final la mayoría de las veces consiguen lo que se proponen.
Tienen vocación para actividades como policías o bomberos pero también tienen aptitudes para actividades artísticas y para la música.
En cuestiones de vestimenta sus preferencias son por la ropa holgada, utilizando siempre los colores que los identifican, el rojo y el blanco. Los sacrificios de los hijos de Shangó incluyen el carnero, el gallo rojo, la codorniz y el toro.
Nombres
Toda persona tiene un nombre asignado desde antes de su nacimiento que es revelado por la Mano de Orula en el momento de la iniciación.
Además el iniciado deberá escoger un nombre con el que se identificara como uno de los hijos de Shangó por el resto de su vida. Algunos de los nombres más usados y su significado son los siguientes:
Obba Dina el rey de las llamas, Shangó Ladde La corona de Shangó, Obban Yoko Rey postrado, Obba Lagua El Rey responsable, Bango Che El rey del jabón, Okan Aremi Amigo sincero, Obba kosokisieko El rey que vive en la palma, Oloyu Morula Obba los ojos del hijo del Rey.
Arabi El Rayo, Oddu Ara la piedra de Rayo, Alabi El manto del bien, Obba Dimelli, Rey coronado dos veces, Obba yomi, El rey del Agua, Efun Ekun El tigre blanco, Obba Ekun El rey de los tigres, Obba Oñi El rey de la miel, Obba remi Mi amigo el Rey, Obba Erula, El rey de la guerra,
Obba Aña El rey del tambor, Obba Orun El rey del sol o del cielo, Ican Lenu Lengua de fuego, Obba lari o Ilari Obba El mensajero del Rey.
Frases de Shangó
Estas frases reflejan la sabiduría del orisha y además son consejos que deben seguir los hijos de Shangó:
“Si las ovejas opinan, al tigre no se le quita el sueño por eso.
Aunque tarde, la justicia siempre llega.
El rey se caracteriza por nunca decir mentiras.
No le tienes que tener miedo a nadie ni a nada. Porque yo estoy contigo, porque me llevas con mucho orgullo.
Para que tú estés bien, para que fortalezcas tu alma, te defenderé porque soy guerrero pero mi guerra es por ti. Aunque no lo pidas te protegeré”
Pataki de los hijos de Shangó
Pataki es un término que se refiere a historias yorubas, a continuación algunos ejemplos de ellas: Shangó y Oshún vivían juntos pero su situación económica era bastante mala teniendo problemas incluso para comer. Cada ocho lunes el rey supremo organizaba un banquete e invitaba a todos los Orishas.
Era tradición en estos banquetes que cada orisha entregará a los demás invitados un obsequio que generalmente consistía en oro y joyas. Shangó y Ochún no podían asistir a estos banquetes debido a su precaria situación económica.
Olofín convence a la pareja de asistir diciéndoles que entregará un obsequio modesto. El día del banquete Olofín entrega a cada invitado una calabaza de castilla. Este obsequio desagrada a los demás orishas que, a la salida entregan las calabazas a Shangó y Oshún que estaban a las puertas del palacio pidiendo comida. La pareja siente que las calabazas están muy pesadas y al abrirlas descubren que están llenas de joyas y oro. A partir de ese momento la pareja vivió en la riqueza.
En otro pataki Oshun increpa a Shangó diciéndole sí a una persona de su elegancia y condición no le daba vergüenza vivir con una mujer con tantos defectos. Shangó, sorprendido, le pregunta que a cual mujer se refiere. Oshun le contesta que se refiere a Obba. Shangó corre a revisar a Obba y al levantarle el pañuelo descubre que le falta una oreja. Shangó le dice a Obba que no la abandonará, pero por haber perdido una oreja no seguirá viviendo con ella. Obba demanda judicialmente a Shangó ante el juez Orisha Oko.
Shangó explica en sus alegatos porque decidió dejar a Obba, sin embargo el orisha llevó a Obba al cielo. Obba alegó que ella se mutiló y echo la oreja al quimbombó con en el fin de amarrar a Shangó. Cuando Shangó vió la oreja en el caldo se enfureció y se fue abandonando definitivamente a Obba. Obatalá cubrió la cabeza de Obba con un pañuelo blanco que desde ese momento no se quita nunca. Sus seguidoras siguen esta tradición y usan pañuelos blancos constantemente.
En otro pataki: Era un día de gran importancia cuando los hombres estaban rindiéndole honores a todos sus ancestros teniendo a Shangó al frente. Las Iyámi Ajé confeccionaron ropas iguales a la de los Egúngún, los antepasados, vistieron con las ropas por ellas confeccionadas y se dirigieron a donde se realizaba el culto con la intención de asustar a los asistentes.
Todos corrieron despavoridos excepto Shangó que se quedo firme en su lugar haciéndole frente a los supuestos fantasmas. Las Iyámi Ajé se enfurecieron al ver frustrados sus planes y juraron vengarse de Shangó.
Un día Shangó estaba distraído en sus ocupaciones atendiendo a sus súbditos, mientras su hija más querida jugaba alegremente dentro de la abadía. Las Iyámi Ajé aprovecharon la distracción de Shangó y derribaron la abadía sobre la hija de Shangó que murió en el momento.
Después de la muerte de su hija Shangó ya no podía ocuparse de su reino hasta ahora tan próspero. Andaba siempre desesperado recordando a su hija. Shangó consultó a Orunmila que fue quien le dijo que las Iyámi Ajé eran las responsables de la muerte de su hija.
Shangó volvió a consultar queriendo saber qué podría hacer para ver a su hija aunque fuera solo una vez más. Orunmila le aconsejo que hiciera ofrendas al guardián de las puertas del mundo de los muertos el Orisha Iku, Oniborun. Shangó así lo hizo siguiendo los consejos de Orunmila.
Shangó consiguió volver a su hija a la vida, también pudo conseguir tener el control total de los misterios de los antepasados los Egúngún. Shangó transmitió a los hombres el dominio de este culto y las ropas de los Eguns. Fue prohibida oficialmente cualquier participación de las mujeres en este culto a los antepasados. Si esta regla no se cumple desatará la ira de Olorum, de Shangó, de Iku y por supuesto de todos los Eguns. Las mujeres tienen que pagar por las imprudencias y las maldades cometidas por sus antepasadas.
Obatalá se puso furioso cuando se enteró que Oggun trató de fornicar con su propia madre. En su furia ordenó que fueran ejecutados todos los varones. Al nacer Shangó, su hermano Elegguá lo llevo a casa de su hermana Dadá para que lo ocultara.
Después nació Orula, y Elegguá lo enterró al pie de una ceiba y le llevaba alimentos todos los días. Al pasar el tiempo Obatalá enfermó y Elegguá llevó a Shangó para que lo curara, cuando Shangó curó a Obatalá, Elegguá suplico su perdón y este lo concedió . Para celebrarlo Shangó talo la ceiba y con ella elaboró un tablero que regaló a su hermano Orunmila junto con el don de adivinar.
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