Descubra todo sobre la Basílica y Convento de San Francisco

La Basílica y Convento de San Francisco de Lima, es un complejo monumental, conocido también como «San Francisco el Grande o San Francisco de Jesús». Esta iglesia en conjunto con el Santuario Nuestra Señora de la Soledad y la Iglesia del Milagro, forman uno de los lugares más hermosos de Lima.

BASÍLICA Y CONVENTO DE SAN FRANCISCO DE LIMA

Historia

Este gran conjunto de edificios religiosos, es el de mayor importancia arquitectónica de Lima. Siendo uno de los más amplios y hermosos edificios de la era virreinal. Actualmente es el centro cultural que más llama la atención de sus visitantes. Las tres estructuras varían en estilo (neoclásico y barroco).

Cuando se fundó la ciudad de Lima, el dieciocho de enero del año 1535, por Francisco Piazzo, se diseñó el plano de la ciudad distribuyendo los solares.

A la orden Franciscana de los Doce Apóstoles, se les otorgó un solar, cerca de Santo Domingo, donde el fraile Francisco de la Cruz, edificó una capilla. Después de que el Padre de la Cruz se fuera del recinto, por motivos irrelevantes, el lugar quedó en completo abandono. Fue entonces, cuando Pizarro decidió tomar el recinto para sí. Lugar que actualmente ocupa la Capilla de Milagro.




Durante el año de 1546, llega a la ciudad de Lima Francisco de Santa Ana, que logra recuperar el terreno y edificar una pequeña y modesta iglesia. Esta iglesia sería reconstruida más tarde junto con el Convento, por el virey del Perú, Andrés Hurtado de Mendoza.

Restauración

A partir del siguiente siglo (1614), la Basílica y Convento de San Francisco de Lima, sufrió una serie de modificaciones que resultaron en una maravilla arquitectónica del arte virreinal. Como los cimientos de la iglesia no presentaban un buen soporte, el arquitecto fray Miguel de Huerta, notificó que era necesario modificarlos.

En el año de 1655, el cuatro de febrero, un terremoto sacude a la ciudad de Lima, destruyendo el templo franciscano. Se perdieron innumerables tesoros artísticos, cayendo en minutos, todo el trabajo de un siglo. (Ver también: Museo Larco)

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Francisco de Borja (subcomisario), contrató al arquitecto de origen portugués, Constantino de Vasconcellos y al limeño Manuel Escobar, para que construyeran nuevamente el edificio. La primera piedra del lugar la colocó el virrey (Luis Enrique de Guzmán, conde de Alba de Liste), el día ocho de mayo del año de 1657. Para el año de 1669, el comisario general fray Luis de Cervela, terminó la obra.

El nuevo templo se inauguró con pompas y platillos el día tres de octubre del año de 1672. Aunque no se había terminado la reconstrucción en la parte interna de la iglesia, sino hasta el año de 1729. Actualmente la Basílica y Convento de San Francisco de Lima, presenta un sin número de bellezas en su interior.

La iglesia posee patios y jardines, rodeados por todos lados de hermosos azulejos sevillanos, elaborados por Hernando de Valladares. Según las leyendas tradicionales de Lima, narradas por el escritor Ricardo Palma, esos azulejos los colocó el propio Alonso Godínez, quien fuera de origen guadalqueño (España).

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Hechos curiosos

Un asesino que condenaron a la horca, por matar a sus esposa, quién confesó su don al ser condenado por San Francisco, el día de su ejecución. Dado esto, el Padre Francisco, corrió de inmediato al Palacio de Justicia, para pedir el perdón de Godínez, bajo la condición de que nunca saldría del convento y luciría el hábito de franciscano.

Los azulejos importados desde sevilla, los donó Catalina Huanca, ahijada de Francisco Pizarro, la cual se trasladó desde Huancayo hasta Lima, portando cincuenta acémilas (animal, asno, mulo u otro tipo de caballería, empleado como medio de transporte), cargadas con oro y plata para tal fin.

El convento tiene en su estructura madera de cedro, que fue vendida por Pedro Jiménez Menacho. Como hecho curioso, éste sólo recibió como pago por la madera una tazón de chocolate, ya que después de tomarlo, dejó sobre la mesa los recibos ya cancelados. (Ver artículo: Coricancha)

Fachada principal de estilo barroco

La fachada de la Basílica posee un estilo barroco de la antigua Lima. El clásico almohadillado surca sus paredes con gracia y suntuosidad. Tienen además en su parte superior, balaustre de la más fina madera.




Descripción de su interior

En la parte interna de la iglesia, se encuentra el altar mayor elaborado con el mismo estilo neoclásico, las catacumbas y el museo. También se pueden ver la portería, el salón capitular y el claustro (tipo de patio que en sus cuatro costados tiene una galería porticada que forman arcos descansados en columnas).

Al cruzar el camino a la puerta principal y ubicado en su lado izquierdo, se observa una placa a modo recordatorio elaborada en mármol, con el emblema de la Santa Sede tallado. Juan XXIII, modificó el rubro de la iglesia a basílica menor, en su período de reinado desde el once de enero del año de 1963, escribiendo en la placa las siguientes palabras:

«Entre tantos y tan hermosos templos que embellecen la ciudad de Lima, lumbrera a orillas del gran océano pacífico, se destaca merecidamente la iglesia de San Francisco de Jesús, qué contigua al gran monasterio de los frailes menores produce una gran admiración tanto por la antigüedad de su origen y lo eximio de su arquitectura» etc. (Lima 29 de diciembre de 1963).

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Sacristía

Esta parte de la Basílica y Convento de San Francisco de Lima, es la joya de la arquitectura franciscana. Este hermoso recinto se terminó de construir en 1730, siendo su principal atributo a portada que fue elaborada por el Alférez Lucas de Meléndez. (Ver artículo: Museo de Arte de Lima)

Cuando la sacudió el terremoto de 1966, colapsó hasta tal punto que a partir de allí, quedó al aire libre. En la primera década de 1990, se restauró, bajo la ayud de los españoles.

En su interior se encuentra un hermoso baúl en el que se guardan los implementos para las liturgias. También se encuentran diversos cuadros procedentes del Apostolado de Francisco de Zurbarán.

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Ante portería

Al cruzar el portal que da al convento, se encuentra un espacio bastante amplio, adornado con hermosos azulejos sevillanos. Los cuales muestran en su diseño un tríptico del Señor Crucificado. Se pueden observar algunas pinturas a los costados realizadas por Angelino  Medoro. También ostentan algunas obras limeñas, bien valoradas.

Portería

En este lugar se observa una escultura de Cristo Crucificado, algunas obras de diferentes santos católicos del siglo XVII al igual que pinturas del antiguo Cusco y dos hermosas obras con forma de medalla, que representan los pasajes de la vida y obra de Francisco Solano. Realizadas para festejar su canonización.

Vestíbulo

El vestíbulo es un salón que posee un techo alto realizado con madera tallada al relieve. Se pueden ver zócalos con los mismos azulejos traídos desde Sevilla. Ubicadas en este recinto se pueden observar cuatro fascinantes pinturas de pintores famosos, las cuales retratan a santos de la religión  católica.

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En la zona central del salón está colocado el templete (estructura con forma de templo, que normalmente están albergando alguna escultura), de estilo rococó del siglo XVIII. Este pequeño templo está fabricado en madera y se encuentra decorado con pan de oro.

Esta estructura era utilizada antiguamente para el Corpus Christi, bajo el templete se colocaba una custodia (es donde se guarda el Cuerpo de Cristo) cusqueña. (Ver también: Museo Mario Testino)

Hoy en día se utiliza para colocar la imagen de Cristo Salvador del siglo XVIII, que es parte de los tesoros de la Basílica y Convento de San Francisco de Lima.

Claustro principal del Convento de San Francisco

El claustro de la Basílica y Convento de San Francisco de Lima, es un hermoso patio de cuatro esquinas, que se encuentra rodeado por los pasillos arqueados a la mitad, se cuentan once arcos a cada costado, todos están sujetados por grandes pilares.

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El zócalo de las galerías contienen bellos azulejos traídos desde Sevilla, que provienen de la década del año de 1620, los cuales presentan la decoración a base de santos franciscanos.

En el claustro central del templo, se pueden observar treinta y nueve pinturas realizadas a mano que datan desde el año de 1671 (cada una de ellas relatan la vida de San Francisco de Asís). En el año de 1974, decidieron descolgar los frescos de las paredes del convento, para proceder con su restauración.

Sin querer se habían descubierto murales hechos con las técnicas mixtas en óleo y temple ( también conocida como tempera,​ es una técnica de pintura que utiliza aglutinante y agua para su elaboración; antiguamente se usaba grasa de animal), correspondientes a técnicas de origen Italiano del siglo XVII.

En la actualidad se está  intentando restaurar estos murales con personal altamente calificado. A cada costado del claustro se consiguen cuatro tallas de madera realizadas durante los años de 1638/40. El techo que presenta esta infraestructura está elaborada en el más hermoso estilo mudéjar, fabricados con madera de cedro de origen nicaragüense.




Sala capitular

Esta sala estaba dedicada a las reuniones de los frailes franciscanos para conmemorar sus capítulos conventuales (un «capítulo», es la asamblea de los que han sido legítimamente convocados para poder tratar los intereses en lo referente a los negocios comunes). En este recinto se pueden observar dos filas completas de asientos con un respaldar bastante alto.

Estas sillas se ubican rodeando  la sala y en su centro se puede ver la tribuna para exponer los temas. Esta se encuentra bajo el escudo de la Orden franciscana. También se ve en la parte central una talla al relieve sobre fray Juan Duns Scoto (teólogo escocés perteneciente a la escolástica).

A su lado está ubicada la imagen de la Inmaculada Concepción Patrona de los Franciscanos. Antes de empezar sus reuniones, debían orar frente a dicha imagen. En sus asambleas solían generarse discusiones impropias, motivo por el que la guardia del virrey debía estar presente en dichas reuniones.

Como suceso histórico, esta sala guarda la firma de la Independencia, que fue también realizada en la Catedral, pero por participantes del clero secular. En esta lugar se encuentra un hermoso retrato de Nuestra Señora de la Antigua, virgen de tez morena.

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Salón de Andas

En este singular salón se guardan diversas andas (Tablero o plataforma que está sostenido por dos listones de madera, en forma horizontal y paralelos que sirve para transportar con los  hombros a una persona o cosa, especialmente una imagen religiosa).

Con ellas se transportaban las esculturas de los santos para poder llevarlas en las procesiones que realizaba la iglesia católica. Se pueden observar andas en plata repujada, la cual era utilizada el primer domingo del mes de noviembre de cada año, en la procesión de la escultura de San Judas Tadeo.

Se encuentra otra anda, en una hermosa madera elaborada con tallado y cubierta con pan de oro, la cual se realizó en el año de 1732, para celebrar la canonización de San Francisco Solano. También existe una anda más, la cual era exclusiva para San Francisco de Asís que data desde el año de 1672. En ella trasladaban a San Francisco de Asís entre los templos de Santo Domingo y San Francisco, en la procesión denominada «Procesión del Paso».

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Museo o Sala de Profundis

En este lugar se encuentran once cuadros de tres metros de altura, aproximadamente cada uno. Estas pinturas narran la “Pasión de Cristo” y forman parte del pintor de origen flamenco, Pedro Pablo Rubens. Hermosas obras llenas de colorido y expresiones cómplices de sus personajes. (Ver también: Atomium)

Según se cuenta a lo largo de la historia, las pinturas eran realizadas como boceto por los grandes artistas, pero los que las elaboraban eran sus estudiantes. El maestro, únicamente se dignaba a terminar las obras con un par de trazos. Ya que esto permitía la elaboración a gran escala de los retratos.

Aquí también se encuentra un hermoso balcón de celosías (palabra proveniente del Latín zulúes, es un tablero arquitectónico con el cual se cerraban los balcones y ventanas), cuyo estilo es más bien morisco, denominado “el balcón de Pizarro”, ya que estaba anteriormente en el palacio del gobierno.

Para el beneplácito de los visitantes, en este recinto también se puede observar un maravilloso crucifijo hecho de marfil, cuyo origen es la ciudad de Manila en Filipinas. Como hecho curioso se puede ver justo a centro de salón una cripta en la que antiguamente sepultaban los restos mortuorios de los protectores de la Orden Franciscana.




Refectorio

Esta parte de la Basílica y Convento de San Francisco de Lima, era utilizada en la antigüedad como comedor. Aquí se pueden apreciar quince pinturas que corresponden a los Doce Apóstoles, al Cristo Redentor, la Virgen María y San Pablo. Estas obras son parte del trabajo de pintor de origen español Francisco de Zurbarán.

Este artista talentoso, elaboraba sus obras religiosas en un estilo barroco, mostrando colores únicos que denotan una imagen sumamente natural. Las obras de este pintor se pueden apreciar en los museos más importantes a nivel mundial.

Por otro lado también se encuentran diez retratos de los Apóstoles que son copias fieles del siglo XIX, del Apostolado de Rubens, el cual se puede ver en el Museo del Prado (Madrid/España). Al final del recinto, en una pared está colgado un gran lienzo con la representación de la última cena, elaborado por el hermano Jesuita Diego de la Puente, pintor típico de estas casas.

Antesacristía

En este pequeño espacio se encuentra un cuadro de unos cinco por seis metros de marco, en el que se puede ver el árbol genealógico de la Orden de los Franciscanos, que data desde el año de 1734, de autor desconocido.

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Claustro superior

Cuando ya hemos llegado hasta este punto de la Basílica y Convento de San Francisco de Lima, nos encontramos ubicados en la parte superior del templo, desde donde se pueden ver las cinco hermosas fuentes de bronce que se encuentran en la zona central del patio.

Desde aquí se aprecian las únicas cuatro cruces de alabastro, que quedan en pie de las originalmente veintisiete, que pertenecían al atrio del conjunto. Justo en este sector, de la zona alta, se ubican las habitaciones de los franciscanos que habitan en el convento.

La columnas de este recinto están elaboradas en piedra negra cuyo origen es Panamá. Pero se fueron retirando por los daños que el tiempo les había causado, por los movimientos telúricos sufridos en el lugar. Como en todos los espacios del convento, se pueden encontrar pinturas católicas de la época.

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Coro

Antiguamente este era el lugar de ceremonias religiosas. Tiene aproximadamente veintidos metros de largo por doce metros de ancho y es de forma rectangular. Aquí se encuentran unas sillas de coral barroco, talladas en madera de cedro, muy bien conservadas. También hay ciento treinta asientos en su zona central que unen las dos filas con la silla principal del Guardián de la Orden. En esta silla se puede ver inscrito en el respaldo, el brazo de San Francisco y el Santo Domingo.

En otro de las filas se pueden ver setenta y un imágenes realizadas al relieve de figuras cristianas. La suales se separan por ménsulas (voladizos ornamentales para las paredes) en forma de cariátides (escultura femenina que sirve como columna o pilastra).

En la parte central se puede observar el denominado «facistol», un mueble giratorio que era utilizado para colocar los folletos o libros empleados en los cánticos de las misas. Como toda la madera de las aplicaciones usadas en la Basílica y Convento de San Francisco de Lima, es cedro que se importó desde Costa Rica, e partir del siglo XVII de elaboración barroca en su totalidad.

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Biblioteca

Se puede decir que es uno de los recintos dentro del convento que mayor valor tiene. Se encuentran aproximadamente unos veinticinco mil tomos de libros, entre los que se encuentran ediciones rarísimas, incunables (libros impresos con tipos móviles desde la aparición de la imprenta hasta el año 1500 inclusive) y crónicas Franciscanas del siglo XV AL XVIII.

También se hallan varios libros editados durante la primera etapa de la imprenta en el Perú. También se encuentran más de seis mil pergaminos que incluyen obras de los Jesuitas, Agustinos, Benedictinos, etc.

Hay un sin fin de libros de Teología, Fiosofía, Historia, Literatura, Música, Derecho Canónico y Eclesiástico, varias Biblias escritas en diferentes idiomas como: latín, español, francés, italiano, portugués, etc. Como dato curioso, se pueden ver Biblias escritas en idiomas indescifrables.

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Archivo conventual

En este lugar se conservan todos los documentos de suma importancia histórica para los Franciscanos d los Doce Apóstoles del Perú. Se pueden ver manuscritos de las actividades con España y Roma realizados por la Orden Franciscana desde que llegó América al Perú, principalmente, al igual que mapas diversos, planos topográficos, etc.

Se encuentra en la actualidad en modo de organización, con la ayuda de un nuevo sistema que aportará a sus visitantes una manera más fácil de estudio e investigación. Esta iniciativa dio origen en el año de 1983, con la participación de la UNESCO desde 1987.

Cúpula

Después de subir al segundo piso pasando por una escalera de ladrillo acoplado, podemos observar con detenimiento hacia arriba, la hermosa cúpula de la Basílica y Convento de San Francisco, cuyo diseño al estilo mudéjar, en cuanto a tamaño y estructura es incomparable con cualquier otra infraestructura, dentro del continente americano.

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Esta construcción data desde el año de 1625 y está elaborada con la más fina madera de cedro que se trajo desde Costa Rica, gracias al fray Miguel de Huerta. Lamentablemente la parte de la media naranja superior se destruyó con el sismo de 1940, teniendo que ser restaurada para el año de 1969, gracias a la colaboración del arquitecto Alberto Barreto Arce y Juan de Dios Muñoz originario del Cusco.

Solo se pudo conservar las esquinas de la gran cúpula. También se encuentran dos cuadros sobre la vida de San Diego de Alcalá, patrón de los enfermeros de la orden franciscana.

Claustro de Tierra Santa

Denominada así por el escudo que se puede encontrar de tierra Santa. Era el hospedaje preferido del padre Comisario General, colocado en el «Osario» (lugar de un cementerio donde se entierran los huesos que se sacan de las sepulturas) en las catacumbas de San Francisco. (Ver artículo:Castillo Sant’angelo)

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Lo más impresionante de este recinto, son las catacumbas, que sirvieron como cementerio en la antigüedad de los tiempos de la colonia. Estaba activa hasta el año de 1810 y sacando un cálculo, se estima que alberga a más de veinticinco mil personas.

En sus diferentes salones se encuentran en a actualidad una gran cantidad de osamentas, que se pueden ver clasificadas y colocadas de una manera poco convencional. Existe una leyenda de que algunas de las criptas contienen pasadizos secretos que comunican con otras iglesias, incluyendo al Palacio de Gobierno.

Catacumbas

Es el cementerio más antiguo del Perú realizado bajo tierra con diversos pasajes. Cuando llegaron los españoles a Sudamérica, hacia mediados del siglo XV, los colonizadores se fueron incorporando al virreinato del Perú. Al pasar por tierras nuevas, los recurso eran bajos para organizar los funerales de las personas que iban falleciendo.




Por lo que no había un lugar en particular para enterrar a sus muerto, sin embargo para evitar la propagación de enfermedades, los colocaban en cualquier lugar.

Cuando comenzaron las construcciones de sus iglesias, comenzaron de igual manera la construcción de diversos túneles por debajo de cada iglesia que había en el sector, que para ese momento era una en cada esquina.

Para evitar la contaminación con los cadáveres, se decidió utilizar los túneles a modo de cementerios. Como los españoles viajaban  tanto, se propagaban numerosas enfermedades como la lepra, la viruela, la peste negra, etc. Por lo que los túneles comenzaron a albergar a demasiados cuerpos.

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Estos túneles son tantos que hoy en día se siguen descubriendo pasadizos. Su construcción aún se encuentra inconclusa, pero las catacumbas de Lima, son las más grandes a nivel mundial, incluso tienen mayor tamaño que las catacumbas de Francia.

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